sábado, 10 de agosto de 2019

Católicos estadounidenses y Presencia Real

     Hace unos días vi en medios católicos cierta alarma porque la mitad de los estadounidenses, que dicen ser católicos, creen que la presencia eucarística de Cristo es simbólica, no real. Creo que habría más motivo para alarmarse con el estado del catolicismo español, pero como en España escasean estudios de ese género tenemos menos ocasiones para alarmarnos.
     Buscando lo que había detrás de titulares y comentarios, encontré que que el pasado 23 de julio el Pew Research Center publicó el resultado de una encuesta sobre conocimientos religiosos de los estadounidenses, en la que se preguntaba a 10971 personas, de ellas 1835 católicas, sobre doctrinas, prácticas y hechos históricos tanto de su propia religión como de otras. Se trataba más de averiguar los conocimientos religiosos que las creencias, aunque algo se preguntaba de ellas.
     Una de las preguntas era: «¿Cuál de las siguientes describe mejor la enseñanza católica acerca del pan y el vino usados para la Comunión?» Se ofrecían las respuestas «Realmente se convierte en el cuerpo y la sangre de Jesucristo», que cosechó un 34%, «Son símbolos del cuerpo y la sangre de Jesucristo», que cosechó un 55%. Hubo un 10% que dijeron no estar seguros y un 1% que ni contestó.
     Si pensamos que esta pregunta iba dirigida a gente que, en su gran mayoría, no son católicos, parece que las cosas van bien. Si miramos las respuestas de los católicos encontramos un 50% de respuestas correctas y un 45% que piensa que la Iglesia católica enseña el carácter simbólico de la Eucaristía. ¿Se les ha ocurrido a ellos solos o es culpa de sacerdotes herejes consentidos por la jerarquía? El porcentaje de aciertos de los católicos, malo sin paliativos, es de bochorno para la formación que imparte la Iglesia si comparamos con los ateos: el 47% de los ateos estadounidenses saben que la Iglesia cree en la trasubstanciación ¡tienen casi la misma formación que los católicos!
     Mucho más inquietante es lo ocurrido con otra pregunta dirigida únicamente a los 1835 que en el encuesta dijeron ser católicos: «Con independencia de la enseñanza oficial de la Iglesia católica, ¿qué cree personalmente acerca del pan y el vino usados para la Comunión? Durante la Misa católica, el pan y el vino...» ¡Temblemos! porque la opción «Realmente se convierte en el cuerpo y la sangre de Jesucristo» obtuvo en 31% de respuestas, mientras el 69% se fue para «Son símbolos del cuerpo y la sangre de Jesucristo». Hubo menos de un 1% que no respondieron.
     Los titulares alarmistas de días pasados como «La mitad de los católicos estadounidenses cree que la Eucaristía es solo simbólica» se quedan cortos, en realidad más de dos terceras partes de los estadounidenses, presuntamente católicos, no creen en la Presencia Real. Los autores de esos titulares y los correspondientes comentarios escribieron sobre una encuesta que no se molestaron en mirar completa.
     Mucho me temo que los españoles no acertarían más que los estadounidenses, por mucho que tengamos obispos diciendo que las raíces católicas del pueblo español son profundas. Los alemanes puede que estén peor, con sus obispos ocupadísimos por el calentamiento global y la ordenación de hombres casados en el Amazonas. De los italianos, con su secularización galopante y sus obispos dedicados a promover la inmigración de musulmanes, tampoco esperaría mejores resultados.
     Ni todo tiempo pasado fue mejor ni la formación y fe de los católicos del pasado fueron de suma perfección, pero si tenemos en cuenta el desarrollo histórico de la devoción eucarística, las muestras de respeto de que se rodeaba la Eucaristía hasta hace poco más de medio siglo y el ambiente general de buena doctrina que por entonces se respiraba, me hace sospechar que la Iglesia ha conocido tiempos mejores en lo que a fe eucarística se refiere.
     No soy quien para juzgar, en el sentido tan evangélico de condenar a los que hacen el mal, por lo que me limitaré a declarar la inocencia de algunos que no han tenido arte ni parte en el desastre relativo al conocimiento y la fe sobre la Presencia Real. No tienen culpa alguna los que tienen aprecio por la forma tradicional de celebrar misa, ni las órdenes religiosas que han mantenido la observancia, ni los que piensan que el convertir en ordinaria la actuación de ministros extraordinarios de la Eucaristía es un abuso, ni los cuatro cardenales de las dubia nunca respondidas, ni los que piensan que es mejor comulgar de rodillas y lamentan la desaparición de comulgatorios y bandejas de comunión, ni los Franciscanos de la Inmaculada, ni los rígidos en general, ni los que ponen cara de pepinillo en vinagre al ver lo mal que se trata la Eucaristía en las últimas décadas, ni …

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