viernes, 16 de diciembre de 2022

¿Qué le pasará a la Iglesia tras el golpe de estado?

     En España se está produciendo un golpe de estado por ocupación de las instituciones. La mayoría de las Cortes, el Gobierno, el Tribunal Constitucional y algunos otros órganos, ocupada por los modernos comunistas y sus aliados filoterroristas e independentistas, aprobarán toda serie de leyes y decretos por disparatados que sean, por contrarios que sean a la Constitución, a la libertad, a los derechos humanos, y hasta a la tabla de multiplicar, si llega el caso. Los tribunales y demás instituciones ocupadas se encargarán de decir que todo está bien, todo es constitucional y conforme a los tratados internacionales sobre derechos humanos.

     No se trata de un golpe en que hombres armados ocupan los edificios gubernamentales y capturan o matan a los gobernantes, sino el tipo de golpe que dio Hitler a través de las instituciones alemanas y en España podemos seguir sin molestia alguna leyendo el Boletín Oficial del Estado.

     Tampoco debemos pensar que el golpe empezó con Pedro Sánchez, la ocupación del Tribunal Constitucional viene de atrás aunque se está intensificando. ¿Cómo pudieron darse por constitucionalmente buenas normas penales que discriminan a los hombre en materia de violencia o convocatorias de oposiciones que les perjudican frente a las mujeres?

     No debe extrañarnos el haber llegado aquí. Los políticos españoles, con la complicidad del pueblo español que es culpable de todo lo que le pasa por votar lo que vota, llevan décadas aprobando disparates, acostumbrándose a vivir en la abyección. Por señalar unos hitos: se fueron aprobando el divorcio, el aborto, el matrimonio homosexual y la eutanasia. Ante esta forma de legislar y de vivir, sin respetar mínimamente la ley de Dios ni en el fondo ni en las formas, sin respeto a la razón ni a la experiencia histórica ¿porqué se va a respetar una ley humana como la Constitución?

     Ya están llegando derechos de los animales ¿por respeto a unos hipotéticos derechos de unas no personas? No, para disminuir y negar los de las personas, dejándolas al nivel de simples animales. Por cierto, esto tampoco es nuevo ni original: los vientres de alquiler (todavía no aprobados en España) y la adopción por parejas homosexuales como derecho de los adultos a tener hijos establecen un clara paralelismo entre seres humanos y animales: el derecho de los adultos a tener animales de compañía es equivalente al derecho de los adultos a tener hijos.

     ¿Cuáles serán los siguientes pasos del golpe de estado? ¿Abolición de la monarquía o reducción de su papel a la entrega de los premios Princesa de Asturias? ¿Ilegalización de Vox o robo de las próximas elecciones como las de 1936? ¿Conversión de España en una confederación de naciones soberanas o ruptura total en varios estados? ¿Prohibición de los medios de comunicación contrarios? ¿Creación de organizaciones paramilitares al servicio del nuevo régimen comunista? ¿Todo lo anterior y más? No lo sé, pero voy a pensar un poco en el futuro de la Iglesia en este contexto.

     La Iglesia lleva en un proceso de autodestrucción desde el Concilio Vaticano II, al menos en España y la generalidad de los países occidentales. Su decadencia es total en el número de sacerdotes y religiosos, el de fieles, la influencia en la sociedad y la política, el prestigio… todo. De miles de mártires pasamos en unas décadas a millones de apóstatas, de dar la vida por la fe a predicar toda herejía y perseguir, la misma jerarquía eclesiástica, a los que quieren permanecer fieles.

     Lo que hoy se mantiene en España con el nombre legal de Iglesia Católica Apostólica Romana es un pequeño número de fieles conscientes de su fe en un mar de católicos nominales sin fe y todos ellos secuestrados por una jerarquía indigna, ocupada en conservar bienes inmatriculados e ingresos por asignación tributaria, que tiene como escuderos a sacerdotes aseglarados y religiosos relajados, también ellos, muy cuidadosos de conservar sus bienes e ingresos por conciertos educativos. Eso es todo. Si ahora se desatase otra persecución, como la de hace poco más de ochenta años, la apostasía masiva silenciosa se convertiría masiva explícita y quedaría solamente una parte de los que ahora tienen fe y otros pocos que la recuperarían tras haberla perdido, Dios suele hacer esos milagros en las persecuciones. Tras la persecución no quedarían católicos suficientes ni para escribir las actas de los mártires.

     ¿Qué harán a la Iglesia los que ocupan el poder totalitario en este golpe de estado? Pueden limitarse a dejar que la Iglesia se extinga sola. En las próximas décadas el número de católicos practicantes, que siendo un octavo de la población no pintan nada ni suponen ningún obstáculo para la implantación del nuevo poder comunista, se reducirá a una o dos centésimas de la población con lo que todavía será más irrelevante. Los religiosos y sus colegios, que en su inmensa mayoría ya se han plegado a enseñar socialismo e ideología de género, estarán todavía más amaestrados, si es que en muchas de las órdenes no se ha muerto hasta el último de sus miembros y sus colegios no se han estatalizado más abiertamente. Los medios de comunicación católicos, propiedad de la Iglesia porque decir que son católicos exige estirar mucho ese concepto, estarán todavía más paganizados o cerrados por falta de dinero. La mayoría de los pocos padres que hay ya apartan a sus hijos de la Iglesia, el bautismo, la catequesis y cualquier enseñanza o práctica religiosa y no hay misioneros católicos que evangelicen a estas nuevas generaciones de paganos ni peligro de que las instituciones de la Iglesia se lancen a ese proselitismo.

     Otra posibilidad es que el nuevo poder se deje llevar una vez más de sus atavismos, de su odio a Dios y a la verdad, atacando al que no es su enemigo ni puede hacerle ningún daño. Recordemos la, por el momento, última persecución religiosa sangrienta habida en España: mientras las tropas coloniales trasladadas desde el norte de África a la España peninsular, musulmanes incluidos, iban conquistando poblaciones a los rojos y dejando un reguero de fusilados, los rojos ponían su mayor ardor en torturar y matar católicos y quemar templos. Es difícil encontrar un mayor ejemplo de falta de realismo, o de cobardía pues era más fácil matar a un cura que a un soldado marroquí, a la hora de emplear las fuerzas contra el enemigo y no hacer enemigos a los que todavía no lo son.

     Con tales antecedentes es posible que esta Iglesia moribunda sea atacada por el nuevo poder de múltiples maneras: impuestos, confiscaciones más o menos encubiertas, prohibiciones de actos de culto, persecución de los pocos que predican la fe, etc.

     En materia de impuestos tenemos el muy aireado Impuesto de Bienes Inmuebles, que los lugares de culto y algunos otros de finalidad religiosa no tienen que pagar. Un posible ataque es hacer que tales edificios tengan que pagar ese impuesto, algo insoportable para la Iglesia que tendría que deshacerse de muchos de ellos, templos incluidos, que ya no puede mantener debidamente aun sin ese impuesto. El mayor freno para este ataque es que otras religiones, como la islámica, también disfrutan esta exención fiscal y va a ser difícil, en lo interior, que los musulmanes acepten pagar pacíficamente y, en lo exterior, justificar que España respeta la libertad religiosa si los católicos tienen que pagar y los musulmanes no.

     El robo de propiedades eclesiásticas, en la que el siglo XIX fue tan pródigo, tampoco queda bien internacionalmente si es descarado, pero más o menos encubierto como ordenación urbanística, protección del patrimonio y cosas así es posible y se viene haciendo desde hace muchos años. Abundan los ejemplos.

     El terreno que ocupan un gran número de colegios religiosos ha sido declarado, en los planes urbanísticos, como destinado a equipamiento escolar dejando en casi nada su valor inmobiliario; si los propietarios quisiesen venderlo para construir viviendas, oficinas o centros comerciales no podrían.

     La declaración de edificios religiosos como bienes de interés cultural anula prácticamente su valor de mercado ¿qué puedes hacer con un templo si no puedes ni derribarlo para construir otra cosa ni transformarlo interiormente en, por ejemplo, una tienda de ropa con varios pisos? En esas condiciones ¿para qué sirve más que para templo? ¿a quién se lo vendes?

     Estos edificios soportan servidumbres como la obligación de abrirlos a los turistas. Podemos pensar lo que queramos del turismo, hasta ser favorables, pero que te obliguen a abrir tu casa a personas ajenas es una imposición que disminuye tu derecho de propiedad y, tratándose de templos, dificulta la oración y el culto.

     No olvidemos que estas llamadas protecciones del patrimonio, con varias denominaciones y organismos presuntamente protectores, pueden ser puramente arbitrarias. Por ejemplo, en Madrid se han declarado como edificios protegidos todos los conventos anteriores a 1936: buenos y malos, con estupenda o paupérrima arquitectura, tengan decoración digna de mencionarse o las paredes pintadas de blanco, todos.

     Con respecto a los edificios de valor artístico e histórico otro problema es lo caros que suele ser mantenerlos, la Iglesia no suele tener dinero para ello y tiene que recurrir continuamente a subvenciones de organismos estatales. Una adecuada, malévola, combinación de obligar al propietario (la Iglesia) a un mantenimiento que le resulta imposible y un condicionamiento de las ayudas a ceder derechos sobre esos edificios al que ayuda (el organismo estatal) puede acabar con la propiedad de los mismos en manos del Estado, sin desamortización por las bravas.

     La Iglesia ya está discriminada desde 1985 (artículo 28 de la Ley 16/1985) en cuanto a los bienes muebles de interés cultural. Un millonario dueño de algún cuadro de los clásicos más prestigiosos puede venderlo a cualquiera, dentro de España, comunicándolo a las autoridades; la Iglesia, que tiene cuadros de grandes maestros, solamente los puede vender al Estado o entidades de Derecho Público, no a particulares, lo que puede rebajar el precio hasta lo ínfimo. Obviamente resulta fácil empeorar todavía más la situación de la Iglesia respecto a sus bienes muebles.

     La prohibición de actos de culto es otra de las aficiones históricas de los actuales golpistas, particularmente la de procesiones. Y si alguien piensa que esa prohibición es cosa del pasado en una sociedad libre, democrática, con libertad de reunión y manifestación y bla, bla, bla, se equivoca. En estos últimos años algunas procesiones han sido prohibidas y fue necesario celebrarlas como si fuesen manifestaciones políticas. Corresponde a los municipios regular las procesiones religiosas y cierta capacidad para prohibirlas, en cambio las manifestaciones políticas son reguladas por las delegaciones del Gobierno y existe un mecanismo judicial muy rápido y eficaz para anular sus eventuales prohibiciones. Modifíquense un poco esos mecanismos, prosiga el proceso de ocupación de los tribunales de justicia, y tendremos todas las prohibiciones que quieran los enemigos de la Iglesia.

     Pero tampoco hay que salirse de los templos para encontrar prohibiciones de actos de culto. Recordemos la covid-19 con su secuela de cierres de templos por parte de las autoridades estatales (corramos un velo sobre los vergonzosos cierres episcopales), limitación a 25 del número de personas que podían asistir a un templo, fuese pequeña ermita o gran catedral, entrada de la policía en templos donde se estaba celebrando culto a expulsar a los asistentes aunque no sobrepasasen el número autorizado y hasta entrada en un convento en cuya terraza estaban celebrando los frailes de la casa y sólo ellos. Dado que casi cada año hay una epidemia de gripe que causa varios miles de muertos en España, además de que tenemos covid-19 para rato, nunca faltarán pretextos para imponer una y otra vez limitaciones al culto en los templos ni obispos vendidos.

     Por terminar esta lúgubre enumeración, recordemos los delitos de odio, invento de las izquierdas para amordazar a todos los que se oponen a su ideología y base de persecución a personas que predican doctrinas cristianas, ya ni siquiera católicas.

    Me parece que en España los intentos de perseguir por delito de odio a clérigos católicos han fracasado en los tribunales, todavía no estaban ocupados, pero ¿seguirá siendo así en el futuro? A uno de los pocos obispos católicos de España, el ya emérito Reig Pla, le denunciaron más de una vez por predicar contra pecados como: las relaciones homosexuales, el aborto voluntario, una ley que fomenta la transexualidad y el incitar a todas esas cosas.

     Es evidente que en nuestra sociedad y con el poder crecientemente totalitario que padecemos cualquier invitación a atacar a los católicos, cualquier blasfemia o ridiculización de sus creencias y sus personas será aprobada por gobernantes y tribunales, mientras que el mero decir un católico que las relaciones homosexuales son pecado será considerado un ataque personal a los que las practican y una incitación a la violencia contra los mismos. En otros países presuntamente libres, como Gran Bretaña o Canadá, diversos predicadores hay sido detenidos y hasta encarcelados por leer o glosar textos bíblicos contra estos pecados. No creo que en España acabemos mejor.

     La persecución es una nota distintiva de la Iglesia, hasta lo dijo algún papa medio en broma, y creo que vamos a tener oportunidad de distinguirnos. ¡Dios nos tenga de su mano! ¡Reina de los Mártires, intercede por nosotros, incluso si no tenemos que llegar a tanto! ¡Miles de mártires del siglo XX en España, interceded para que no seamos muy indignos de vosotros!

1 comentario:

  1. Hubo un golpe de Estado el 18 de julio de 1936 y otro (intento) el 23 de febrero de 1981. Todo lo demás me recuerda a los discursos mentirosos del PP y VOX.

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