viernes, 7 de abril de 2023

Lamentable monumento de Jueves Santo

     En la primera de las fotografías puede observarse un «algo», llamarlo monumento para la solemne reserva del Santísimo el Jueves Santo puede resultar excesivo, al que no le falta detalle deformador.
     Tuve que observar un rato para adivinar el lugar preciso en que se hallaba el Santísimo, que en la generalidad de las iglesias es un sagrario metálico. La mejor hipótesis que logré formular es que estaba en un recipiente de cerámica, dentro de una urna de cristal rodeada de trapos. Esto lo deduje por exclusión. No era probable que estuviese en los sacos de esparto que ponen «SAL»; me parecía inverosímil que estuviese en los cestos del mismo material con panes, uvas y espigas; y excluyendo y excluyendo llegué a la solución más probable.
Hipotética ubicación del Santísimo

     ¡Un desastre! Para empezar, los vasos sagrados deben hacerse de materiales sólidos, irrompibles e incorruptibles. Nada de cerámica que se rompe con facilidad en un muchos pedazos, ni de metales que se oxiden, ni menos de materiales que puedan sufrir putrefacción. En tiempos de miseria, y sobre todo de persecución, se hace lo que se puede; pero tener vasos metálicos, en general de latón con su dorado interior, y dejarlos en los armarios de la sacristía para sustituirlos por chapuzas cerámicas es inaceptable.
     Lo de la urna de cristal me parece, como mínimo, una bajada de nivel respecto a los sagrarios de que se dispone y usaron otros años en mi parroquia, si es que no resulta contraria a alguna norma litúrgica.
     En cuanto a los trapos, que entiendo no son trapos sino ciertos paños que se usan en liturgias judías, ¿a qué vienen en un culto católico? ¿es ese empeño en meternos que la Misa es la Última Cena, una cena pascual judía? Si de lo religioso, la posible deformación del concepto de Misa, pasamos a la estética esos paños tampoco favorecen nada, creo que estaría más bonito sin ellos.
     Hay una clara apariencia de que a los perpetradores de ese monumento la Presencia Real no les dice nada, si les dijese un poco de lo mucho que puede decir no tendrían que añadir un cartel que pone «Vosotros sois la sal y luz del mundo. Mt 5» ¿A qué viene esto? Se trata de una adoración solemne del Verbo Eterno Encarnado y presente en las especies eucarísticas y nos salen con una referencia a nosotros, con una referencia antropocéntrica, algo así como recordarnos lo muy importantes que somos nosotros. Ni siquiera es una cita literal de San Mateo, sino extractada al gusto del que hizo el cartel, y en una ocasión como esta lo mejor es adorarlo a Él, hablar de Él, no recordarnos a nosotros.
     Por cierto, este rebajar monumentalmente al Santísimo guarda correspondencia con otra faena de los mismos: arrancar los reclinatorios de casi todos los bancos. Se rebaja la adoración en Jueves Santo, se dificulta la adoración en cualquier otro momento y, en particular, en Misa durante la Consagración. ¡No vaya a ser que el gesto de arrodillarse refuerce la fe! Porque todos sabemos que el obrar bien, las prácticas conformes a la fe, salen de la fe y vuelven a la fe (aumentada).
     Muchos católicos pensamos que estos días de Semana Santa son idóneos para invitar a los fieles a la confesión. La tarde del Jueves Santo, tras la misa, y la mañana del Viernes Santo, en que muchos fieles visitan los templos aunque la adoración solemne haya terminado a la media noche, parecen horas preciosas para que los confesonarios estén poblados de sacerdotes; por desgracia los de mi parroquia encontraron cosas más importantes que hacer.

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