sábado, 24 de mayo de 2025

La estupidez esa del retorno a la casa del Padre

      Al cumplirse un mes de la muerte de Francisco, en una cuenta encabezada por «Papa León XIV» de cierta red social, presumiblemente cuenta controlada por León XIV o alguien del Vaticano pues lleva el indicativo @Pontifex_es, se dice del difunto «que hace justamente un mes regresó a la casa del Padre. Él nos acompaña y reza por la Iglesia desde el Cielo.» ¡Otra vez el disparate del retornar a la casa del Padre! Hagamos la vista gorda con la canonización apresurada y la correspondiente falta de petición de sufragios por el difunto.
     Al morir Francisco la comunicación oficial vaticana también hablaba de ese presunto retorno, si bien estos lodos no vienen de su calamitoso pontificado, son anteriores. Un gran número de fieles rezaban el rosario cuando se estaba muriendo Juan Pablo II, de pronto, el cardenal que presidía el rezo anunció que el Papa había retornado a la casa del Padre.
     Es imposible retornar a un lugar o situación (la casa del Padre se supone que es el Cielo, la visión de Dios) en que nunca has estado. El único que ha retornado es Jesucristo «que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo» y «subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre». Incluso en este caso conviene precisar (que hay herejes para eso y para todo) que, como persona divina que es, siempre ha existido, sin interrupción, «con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre».
     Pero ni San Juan Pablo II, ni Francisco son miembros de la Santísima Trinidad ni existieron desde siempre. Todos los seres humanos hemos empezado a existir en el tiempo, en medio de la creación visible, con intervención de Dios y nuestros padres; la fundamental intervención de Dios es la creación del alma creada para cada caso. No existe una especie de almacén de almas en la casa del Padre del que se van tomando las necesarias para unirlas a los cuerpos en formación; nuestra alma nunca ha estado en la casa del Padre antes de nuestra concepción. Después de que muramos, si se nos concede la gracia de la salvación, iremos a la casa del Padre por primera vez, no se tratará de un retorno.
     Lo correcto sería decir que el 21 de abril de 2025 Francisco fue llamado a juicio, pero eso no suena buenista, ni progre, ni misericordioso al falso estilo que ha invadido la Iglesia. Tampoco encaja con esos funerales en que el difunto ya está en el cielo, y no pocas veces resucitado.
     A falta de mención al juicio podría decirse que Francisco murió, o que falleció o que entregó el alma a Dios, aunque parece que nadie quiere dar nada a Dios. Entregar el alma a Dios da una idea de sumisión, de conformarse a la voluntad de Dios contraria a la soberbia que nos invade.
     Entre las muchas cosas que tiene que arreglar León XIV está el tratamiento de la muerte: modo de entenderla, preparación, funerales y otros sufragios. Si consigue que, en la Iglesia, se acepte con toda naturalidad que el Cielo no es la única posibilidad tras la muerte habrán mejorado mucho las cosas.

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