miércoles, 7 de febrero de 2018

En medio de todo hubo suerte

     Estos día salió la noticia de una niña de once años que dio a luz en Murcia. No sé qué familia es esa si al final resulta ser verdad que la preñó su hermano, entonces de trece años, ni qué padres son esos, ni nada de nada. Pero en medio de tanto desastre hubo suerte en una cosa: los padres no se enteraron de que la niña estaba embarazada hasta que se produjo el parto.
     Imaginémonos que los padres de una niña de once años se enteran de que está embarazada y, lógicamente, la llevan a un médico para atender a lo que es un caso que merece muy cuidadosa atención sanitaria. O son unos héroes y, además, habilísimos para esquivar los peligros o la cosa acaba en aborto. Inmediatamente caería sobre ellos una nube de ginecólogos, asistentes sociales, organismos autonómicos, organizaciones feministas, periodistas y ¡Dios no lo quisiese! algún clérigo instando al aborto, exigiendo el aborto, amenazando si no hay aborto, quizás quitándoles la custodia para, en interés de la menor ¡faltaría más!, hacerla abortar.
     En fin, nos hallamos en un curioso caso en que la ignorancia, el despiste, no ver lo evidente, o quizás el no querer verlo, evita un asesinato.