miércoles, 8 de julio de 2020

Con diez justos se habría salvado Sodoma, no sé si con siete obispos se salvará España

     Durante la epidemia que todavía padecemos, y para seguir, de COVID-19 gran parte de los obispos y sacerdotes españoles han demostrado lo que son. Se ha llegado a decir que el Gobierno quería cerrar los templos, prefirió no meterse en problemas constitucionales y pidió a los obispos que lo hiciesen ellos; la mayoría hicieron el trabajo sucio del Gobierno. Seguramente nos hallemos ante una teoría conspirativa sin más base que lo hecho por la mayoría de los obispos, pero que haya podido formularse sin que las pruebas la refuten ya es una total vergüenza para la Iglesia.
     En cualquier catástrofe los hay que se distinguen por mantener la calma, obrar racionalmente y cumplir dignamente su deber. También en esta hemos tenidos algunos pastores dignos de tal nombre, de la misión que Jesucristo les confió. Tenía referencia de siete obispos que en España habían mantenido el culto público, con las limitaciones que las circunstancias imponían, y busqué información para saber si, de verdad, los siete tenían un sentido del valor del culto divino, de la necesidad que las criaturas humanas tenemos de él, de la misión de la Iglesia.