sábado, 23 de diciembre de 2017

El dichoso nacimiento del Vaticano

     Feo a rabiar, aunque eso no es pecado.
     Un nacimiento católico es una representación para llamar a adoración del Verbo encarnado, una manifestación de fe en que el hijo de María, según la carne, es Dios. Reconocemos, profesamos, manifestamos públicamente con un nacimiento que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad se hizo hombre para salvarnos, de una forma tan real e histórica que por eso aparecen una madre y un padre putativo que lo reciben en el seno familiar, otras personas que se alegran con su nacimiento y van a visitarlo y llevarle regalos, como pastores y magos, y otros personajes más o menos relacionados con el acontecimiento; hasta el siniestro Herodes puede aparecer en su castillo tramando maldades contra el Niño.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Lo que pasa en este pontificado y no pasaba en los anteriores

     Desde hace mucho tiempo (en lo que cabe del presente pontificado) pienso que Francisco es el peor papa de los últimos siglos y que ello no se debe a la simple necesidad lógica de que entre varios siempre habrá uno mejor y otro peor, incluso si todos son buenísimos.
     No recuerdo que Benedicto XVI, San Juan Pablo II o alguno de los papas de los siglos XIX y XX, diese ocasión a que tantos católicos les pidiesen despejar dudas sobre sus enseñanzas, les hiciesen correcciones o advirtiesen que prefieren seguir a Dios antes que al Papa. No acertaron, ni de lejos, en todos sus nombramientos, normas litúrgicas y canónicas, gestos y palabras; pero cada vez que efectuaban un pronunciamiento doctrinal era para dejar las cosas más claras, todavía, de lo que estaban –que después de tantos siglos de teología y magisterio ya solía ser mucho-. No es el caso del actual, ocupado en desencadenar procesos ¿quizás de disolución? en vez de confirmarnos en la fe.