Ocasionalmente leo artículos en los que se afirma, si nos dejamos de rodeos, que todo préstamo con interés es pecado mortal. Algunos recalcan que no importa lo pequeño que sea el interés, lo largos que puedan ser los plazos, los grandes beneficios que pueda suponer para el prestatario ni nada de nada: pecado mortal sin más posibilidades. Siempre aprecio en tales artículos los mismos defectos; ignoro si se pueden corregir o no para mantener ese tesis tan rigurosa, pero me gustaría ver algún intento.