miércoles, 1 de febrero de 2017

¡Qué fácil es ser buen pastor!

Monseñor Aguer
     En tiempos de confusión, dejarse llevar por la corriente y servilismo hacia el que manda es fácil destacar en sensatez, firmeza en la fe, acierto en el mandar y esas cosas. Fácil intelectualmente; no hacen falta muchas luces, grandes estudios ni recibir una especial inspiración divina; con haber asimilado bien el catecismo es suficiente. Lo difícil es resistir la tendencia dominante y estar dispuesto a sacrificar la posible carrera eclesiástica, arriesgarse a ser jubilado prematuramente y, mientras tanto, ampliamente ninguneado e insultado. La prueba a pasar es la de la fidelidad, no la de la sabiduría humana que a tantos hincha.
     Ignoro si el arzobispo de La Plata, Monseñor Héctor Aguer, sabe tanto como San Agustín y Santo Tomás de Aquino juntos o fue un mediocre en sus estudios, pero de sentido católico y valor para defender la fe está pero que muy bien. Precisamente en la festividad de Santo Tomás de Aquino ha recordado a sus sacerdotes que no pueden bendecir a fornicarios ni adúlteros, ni hacer cosa que induzca a confusión al respecto. Así de fácil, así de sencillo, así de acertado. Y no es su primer acierto en la materia, el pasado mes de julio nos dio otra alegría al respecto que también se refleja en este blog.
     El meollo del escrito del Arzobispo a sus sacerdotes dice así: «Cuando no es posible celebrar, según el rito litúrgico, un matrimonio canónico, se debe evitar cuidadosamente todo signo que induzca a confusión, sea a los mismos presuntos contrayentes, a sus familiares o al pueblo de Dios en general.» Y a continuación saca la conclusión obvia: «Están prohibidas, por tanto, bendiciones de anillos y aún la bendición de las parejas ya que ésta puede llevar a pensar que se bendice la unión concubinaria o adúltera.»
     Monseñor Aguer es consciente de la situación en que vivimos, de la presión cultural que padecemos, lo dice en el primer párrafo de su escrito, pero también es consciente de que vale más la verdad que nos acerca a Dios que la mentira que nos congracia con el Mundo, por lo que comenta de los calificativos concubinaria y adúltera: «Uso estos nombres, que hoy resultan antipáticos, porque designan la verdad, aunque convenga evitarlos en el diálogo personal con los peticionantes.» O sea: tengamos las ideas claras y, en lo posible, seamos delicados con los pecadores; en esta línea continúa: «Toda denegación debe hacerse con absoluto respeto, con la máxima serenidad y caridad, sin ofender a nadie, sino explicando lo que significa la celebración nupcial y el valor del sacramento del matrimonio y sus condiciones de recepción. En muchos casos se podrá quizá encaminar delicadamente a las personas a la conversión, y siempre invitarlas a implorar la misericordia de Dios que anticipe el momento de la gracia. Quizá no falten quienes están en condiciones de celebrar un matrimonio canónico.»
     El que quiera gozar con el católico placer de leer completo el acertado documento del buen arzobispo que disfruta La Plata puede hacerlo en http://www.arzolap.org.ar/2017/01/advertencia-de-mons-aguer-sobre-bendiciones-indebidas/
     ¡Danos, Señor, muchos obispos de La Plata y pocos de Malta!

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