Vivimos tiempos en que buena parte de los católicos, «heroicamente» dirigidos por nuestros sacerdotes y obispos, estamos más preocupados por no molestar al Mundo, no distinguirnos de los paganos que nos rodean, ocultar y aguar todo lo que haya que esconder y desvirtuar para que la prensa o las redes sociales no digan que somos anticuados, homófobos, machistas, extremistas, antidemócratas, inhumanos y ultra lo que sea.