lunes, 24 de octubre de 2016

Y más que hay que disolver

Monseñor Francisco Pérez
González, Arzobispo de
Pamplona y Obispo de Tudela
     El Arzobispo de Pamplona ha disuelto la asociación Scout Católicos de Navarra porque había dejado de actuar como católica y creará otra organización que se corresponda con lo que la Conferencia Episcopal considera debe ser un movimiento scout católico. Y el que quiera que se apunte a la nueva organización y el que no quiera saber nada del catolicismo que se vaya a otro sitio.
     Es enorme el número de cosas católicas: asociaciones, fundaciones, colegios, órdenes religiosas, universidades… que, en realidad, se hallan en una situación de apostasía. Unas ocultan cuidadosamente su origen católico, otras llevan a cabo toda clase de actividades contrarias al catolicismo, algunas prohíben en su seno actividades de difusión de ideas católicas.
     Los obispos en sus diócesis, los párrocos en su ámbito y el Papa en la Iglesia Universal deberían disolver, cerrar, liquidar muchas de esas cosas que han mamado de la Iglesia, y de los donativos de los fieles bien intencionados, para ahora dedicarse a destruirla desde dentro y a alejar de Dios a los incautos que acuden a ellas pensando que les ayudarán a progresar en fe y vida.
     Es conveniente que los superiores eclesiásticos intenten reconducir a esas instituciones; pero si no lo consiguen, si les dan largas los traidores que las dirigen –cosa más que habitual-, disolución; y si no se dejan disolver –casos hay-, desconexión, expulsión, repudio público de la Iglesia a esas instituciones con advertencia a todos de que han dejado de ser católicas y consejo a los fieles de que se aparten de ellas.
     ¿Qué se perdería disolviendo algunas órdenes religiosas o, al menos, algunas de sus provincias? ¿Y disolviendo alguna conferencia de superioras religiosas? ¿Qué mal vendría a la Iglesia de disolver o repudiar algunas universidades? Disolver algún que otro órgano directivo de organizaciones caritativas más dedicado a propagar en nuevo orden mundial que la caridad ¿qué mal traería? Nada de todo esto traería mal a la Iglesia, por el contrario, aliviaría muchos males que aquejan a la Esposa de Cristo. Añadamos la disolución o repudio de algunas cofradías, colegios, asociaciones de teólogos, conferencias episcopales, etc. y todo irá mucho mejor.
     La Iglesia perdurará siempre, sus instituciones instrumentales no tienen porque perdurar, y si dejan de servir como instrumento razón de más.

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