sábado, 3 de agosto de 2019

Todo se lo exponía con parábolas,

pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Marcos 4,34
     Existen puntos de doctrina, fuertemente enlazados con la disciplina y la pastoral, que están sobradamente claros desde hace siglos y son oscurecidos, deliberada y malignamente, por algunos sectores de la Iglesia. En su proceso de creación de confusión y negarse a disipar las dudas que ellos mismos generan artificialmente, algunos tienen la osadía de decir que Jesucristo dejaba sus enseñanzas un tanto ambiguas al utilizar parábolas que pueden sugerir diversas interpretaciones.
     Nosotros, la Iglesia, recibimos la fe de los Apóstoles. No nos alimentamos de la gente que un día oyó al Señor una parábola, otro día le vio realizar un milagro y un tercer día se fue a cuidar de sus campos y animales porque aquel profeta no daba de comer todos los días. Nosotros nos alimentamos de los que, además de oír las parábolas con las que Cristo instruía al pueblo en general, recibieron, primero, las explicaciones más detalladas del Maestro y, después, al Espíritu Santo.
     Es totalmente ilegítimo, un crimen contra la salvación de las almas, oscurecer la doctrina, y de ese modo las conciencias; y si para ello se usa en vano el nombre de Jesucristo, blasfemo.

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