He leído con alegría que, en Estados Unidos, seiscientos sacerdotes católicos y tres obispos, no menos católicos, han firmado una carta pidiendo que la Iglesia mantenga su doctrina en el Sínodo. Siguen los pasos de más de cuatrocientos sacerdotes de Inglaterra y Gales que lanzaron un comunicado pidiendo lo mismo.
jueves, 30 de abril de 2015
viernes, 17 de abril de 2015
Proceder confuso con los lefebrianos
Cardenal Poli |
viernes, 3 de abril de 2015
Muerte, paganismo y psicólogos
Los católicos sabemos que la muerte tiene un significado muy preciso: paso de esta vida temporal a la eterna. No es el fin de la persona, desaparición definitiva ni pérdida de toda relación con ella; al menos si tenemos una mínima esperanza de salvación eterna para ella y para nosotros.
La muerte de nuestros más próximos parientes y amigos nos resulta dolorosa; puede suponer un gran cambio en nuestra vida, hasta una catástrofe familiar. Pero sabemos conducirnos de acuerdo con nuestra fe: se atiende a los enfermos, se reza por ellos, máxime en su agonía; se les facilita la recepción de los sacramentos; una vez muerto se reza por el difunto en el velatorio; se celebra un funeral y se le entierra con nuevas oraciones; después se ofrecen misas en sufragio.
La muerte de nuestros más próximos parientes y amigos nos resulta dolorosa; puede suponer un gran cambio en nuestra vida, hasta una catástrofe familiar. Pero sabemos conducirnos de acuerdo con nuestra fe: se atiende a los enfermos, se reza por ellos, máxime en su agonía; se les facilita la recepción de los sacramentos; una vez muerto se reza por el difunto en el velatorio; se celebra un funeral y se le entierra con nuevas oraciones; después se ofrecen misas en sufragio.
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