jueves, 24 de septiembre de 2015

¡Quién fuera católico polaco!

Posición de los obispos polacos
ante el Sínodo sobre la Familia
     Los católicos que cumplen los días de su peregrinación en Polonia sufren las consecuencias del pecado original y, como los demás, padecen males que solamente acabaran con la venida de Cristo en gloria, pero tienen obispos polacos.
     El pasado día 21 la Conferencia Episcopal Polaca emitió un comunicado, el que pueda disfrutarlo en polaco que lo haga en http://episkopat.pl/informacje_kep/6855.1,Stanowisko_Biskupow_Polskich_przed_Synodem_o_Rodzinie.html y el que no en http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=24917 , diciendo cosas que por esta tierra de María Santísima se oyen poco.
     Afirman que la enseñanza de los papas y los obispos, basada en la Escritura y la Tradición de la Iglesia católica (¡ah! si esto fuese verdad en todos los casos), muestra que el matrimonio y la familia representan valores preciosos para la humanidad. Hablan de la enseñanza de Jesucristo sobre el matrimonio, al que elevó a sacramento, y su relación con la alianza entre Cristo y su Iglesia.
     A continuación, en vez de hablarnos de esos extraños adúlteros que quieren comulgar, mencionan a las muchas familias polacas que, en una encuesta, consideran su alegría y paz como fruto de la fe en Dios, los sacramentos, la oración… Todo de lo más tradicional.
     Sigue el comunicado, sin acordarse ni de adúlteros ni de homosexuales, dando gracias a Dios por la existencia de gran cantidad de familias sanas, fieles a su vocación en lo bueno y en lo malo. Al parecer, en Polonia, hay gente que cree en el amor como responsabilidad hacia la persona amada para disfrutar de un vínculo exclusivo e indisoluble con ella y sacerdotes que llevan su pastoral en ese sentido, todo lo cual les parece muy bien a los obispos.
     Y siguen y siguen estos obispos polacos con las palabras de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio; la imposibilidad del divorcio en la Iglesia y el verdadero sentido de los procesos de nulidad; los males, no ya del divorcio, sino de la mera separación de los cónyuges; la maldad de la inseminación artificial; el deber de celebrar funeral por los niños que nacen muertos o fruto de aborto espontáneo; alaban, en vez de llamarlos conejos, a los cónyuges que, con prudencia y generosidad, deciden tener muchos hijos. En fin, todo cosas de los más católicas.
     Al final, dado que en este comunicado pretenden reflejar su postura ante el próximo Sínodo sobre la Familia, colocan un pasaje del Papa Francisco para apoyar que los divorciados vueltos a casar civilmente no pueden comulgar.
     ¿Qué hacen los obispos españoles mientras tanto? Pues entre los que esperan a ver de donde sopla el viento, los ocupados en decirnos banalidades cada vez que hay elecciones, como que es legítima la pluralidad de opciones políticas, y alguno ocupadísimo en promover la independencia de Cataluña, con repicar de campana incluido, va a resultar difícil encontrar un documento de la Conferencia Episcopal Española que encare el próximo Sínodo al estilo polaco.
     San Juan Pablo II, intercede por España como lo haces por Polonia; mira que también hemos sido feligreses tuyos cuando fuiste Papa.

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