¡Benditos sean los obispos que dicen las cosas claras!

     En Perú están próximas las elecciones presidenciales y en ellas hay dos candidatos partidarios del aborto y las uniones homosexuales y otros dos que no lo son, al menos entre los que tienen posibilidades de salir elegidos.
     El Arzobispo de Arequipa, tras la bendición final de la misa de Pascua, dijo unas pocas frases sobre el aborto y las uniones homosexuales y que votar a los dos candidatos, que citó nominalmente, partidarios de esas inmoralidades es pecado. Hubo cierto revuelo en los medios de comunicación peruanos, el Arzobispo mantuvo en ellos la buena doctrina y todo católico que quiera obrar moralmente en esas elecciones sabe a qué atenerse.
     Después salió un comunicado que empieza: «Ante las recientes declaraciones emitidas por algunos obispos sobre diversos candidatos en este proceso electoral, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana manifiesta lo siguiente:» y sigue mareando la perdiz sobre lo buena que es la democracia, la fidelidad de la Iglesia al Evangelio, la llamada al voto consciente y responsable… pero de votar a abortistas y homosexualistas ¿qué? Nada.
     Me quedo con el Arzobispo de Arequipa.
     También me quedo con los obispos polacos, que ya estuvieron muy firmes en la fe durante el pasado Sínodo, y ahora han sacado un comunicado a propósito de la ley que se debate en su país sobre limitación del aborto. Estos obispos, en vez de decir: que si bueno, que si vale, que si es positiva, dicen directamente que hay que tomar medidas destinadas a la protección jurídica plena de los no nacidos, después de aclarar que ya están protegidos por el quinto mandamiento. Por si fuera poco este comunicado lo leerán en las misas de este próximo domingo e incluye una preocupación universal pues anima a los católicos a orar «por la plena protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, tanto en nuestro país como fuera de sus fronteras».
     Si en España se repiten las elecciones generales el próximo mes de junio ¿a que no veremos tanta claridad en nuestros obispos?