Templo parroquial y capilla
colegial de la Inmaculada.
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Hace tiempo que vengo pensando en la desmesura que supone tener más de novecientas parroquias en nuestra diócesis, la de Oviedo, cuando hay un clero en extinción –casi todos los sacerdotes son viejos-, fieles casi tan viejos como los sacerdotes y el dinero para mantener tanto edificio brilla por su ausencia.