La historia de muchas órdenes religiosas recoge la rapidez con que empezaron a extenderse; en muchos casos no eran más de una docena, alrededor de su fundador, y ya éste enviaba unos cuantos a crear un nuevo convento, nuevo colegio, nuevo asilo... En este sentido el caso de las religiosas de Iesu Communio me resultaba extraño: ser entre cien y doscientas y seguir todas concentradas en una única comunidad bajo su fundadora.
Ahora que son unas 206 ¡superconvento! enviarán unas cincuenta a fundar nueva comunidad en Godella –en los tiempos que corremos cincuenta son casi otro superconvento- aprovechando la oferta que la Diócesis de Valencia les hace de la casa que han tenido que dejar las decadentes salesas. No obstante, a las hijas de Sor Verónica les debe parecer que un convento con medio centenar de monjas es pequeño y quieren hacer obras de acondicionamiento para llegar a las 72 celdas en su nueva fundación.
En fin, si Dios las bendice con un gran número de vocaciones hacen bien en acogerlas, y si creen que lo conveniente es pocos conventos, pero con muchas monjas, puede que estén en lo cierto. Nuevo carisma, nuevos tiempos, fracaso rotundo de la mayoría de las órdenes religiosas más tradicionales ¿por qué no ha de ser esta la fórmula de Dios para ellas?
Quiero acabar con una alabanza al Cardenal Cañizares, solamente una de las muchas que se merece. Si la idea de ofrecer el edificio vacío a Iesu Communio ha sido del Arzobispo de Valencia creo que es otro más de sus aciertos y será una gracia para su diócesis; si únicamente la secundó, bien por el que la alumbró y bien por el que la aprobó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios son leídos antes de publicarlos.