viernes, 26 de mayo de 2017

Los obispos belgas son muy flojitos… en el mejor de los casos

     La Iglesia se halla en estado catastrófico en Bélgica, o dirigiéndose con constancia y rapidez hacia él, de la mano de obispos que van de lo lamentable a lo completamente herético. Hasta cuando no se apartan de la buena doctrina son tan tibios, incluso ambiguos, que si no nos asegurasen que son obispos católicos no lo notaríamos.
     Últimamente los Hermanos de la Caridad, en su rama belga, han decidido practicar la eutanasia, o facilitarla, o colaborar como sea en ese crimen, en el caso de enfermos mentales. Su superior general, residente en Roma, se ha opuesto y comunicó el caso a las autoridades vaticanas. No es que haya estado heroico, pero, al menos, ha estado rápido, ha sido claro y ha llevado el caso a los que en la Iglesia tienen más responsabilidad y poder para hacer y deshacer.
     Los obispos belgas, directamente afectados por que una organización católica quiera dedicarse a la eutanasia en su país, han publicado una declaración en su web, sin identificar ni al que la escribió ni al que la aprobó ¿alguna comisión? ¿una portavocía? La declaración termina con un simple «Les évêques de Belgique». Claro que lo menos importante de un texto es su autor o la autoridad que lo aprueba, lo importante es si contiene verdad y buena doctrina; en este sentido el escrito de los obispos de Bélgica deja que desear.
     El documento empieza así: «Le débat sociétal sur la question de l’euthanasie pour des patients psychiatriques qui ne sont pas en phase terminale est ouvert depuis longtemps. Les Frères de la Charité en Belgique ont récemment publié à ce propos un texte d’orientation, qui a suscité des réactions en sens divers.» Y no busquen en todo el texto una condena, un reproche a los que pretenden esos Hermanos de la Caridad, ni siquiera dicen explícitamente que en ese «texte d’orientation» aprueban la eutanasia esos hermanos de Satanás.
     Más adelante, tras una pequeña cantidad de bla, bla, bla, incluyen la siguiente ambigüedad «Pourtant, nous voulons en tant qu’évêques répéter ce que nous avons déjà dit à propos de l’euthanasie. De même, nous ne pouvons pas être d’accord que celle-ci soit pratiquée sur des patients psychiatriques qui ne sont pas en phase terminale.» y sigue otra porción de bla, bla, bla intrascendente. Afirman repetir lo que ya dijeron sobre la eutanasia, pero lo que de verdad escriben es que no están de acuerdo con practicar la eutanasia en pacientes psiquiátricos no terminales, dejando abierta la inquietante pregunta ¿son partidarios de matar a los enfermos psiquiátricos en fase terminal? El texto no lo excluye y, dado todo el tono del escrito, caben todas las posibilidades, sobre todo las malas.
     Y todo acaba con decir que la eutanasia es tema de debate social, de preguntas y de diálogo: «Il s’agit de questions fondamentales: qu’est-ce qui nous rend humain? qu’est-ce qui constitue une société humaine? qu’est-ce qui sert vraiment le progrès? Il y a de fait une limite et un interdit qui sont d’application depuis si longtemps, depuis les origines du vivre-ensemble des hommes. Si nous y touchons, nous portons atteinte aux fondements mêmes de notre civilisation. C’est la raison pour laquelle nous en appelons à une grande retenue et à la poursuite du dialogue sur ces questions.» No, señores obispos de Bélgica, el matar enfermos es un crimen, un gran pecado, algo totalmente contrario a al voluntad de Dios.
     Si alguien se anima a leer esa basura producida por la Conferencia Episcopal de Bélgica, no encontrará la menor mención a Dios, a la voluntad de Dios, a la doctrina de la Iglesia, al concepto de pecado ni a nada que suene a católico.
     Cuando ya había empezado a escribir este comentario sobre lo flojos que son los obispos de Bélgica con la eutanasia me enteré de que habían perpetrado otro documento, esta vez sobre Amoris Laetitia, en el que al tratar de cierta clase de adúlteros, los divorciados que simulan casarse de nuevo, llegan a lo siguiente: «Une démarche de discernement ne conduit pas à un oui ou un non automatique à pouvoir communier. Il peut arriver que quelqu’un décide de ne pas recevoir l’Eucharistie. Nous avons le plus grand respect pour une telle décision. Il se peut aussi que quelqu’un décide en conscience de bien recevoir l’Eucharistie. Cette décision mérite aussi le respect.» Vamos, que si los adúlteros deciden no comulgar los obispos lo respetan y si deciden comulgar también; parece que todo les da igual.

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