jueves, 16 de agosto de 2018

Otro escándalo en la Curia romana

     No todos van a ser de sexo y dinero, este es peor.
     El pasado 31 de julio, festividad de San Ignacio de Loyola, Fr. Thomas Rosica, CSB, sacerdote empleado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, aprovechó para publicar en una web católica canadiense un texto sobre lo ignaciano que es el estilo pontificio del Papa Francisco: «The Ignatian Qualities of the Petrine Ministry of Pope Francis». Todo el artículo es, francamente, favorable al ser y hacer del actual Papa pero lo que ha producido escándalo es el último párrafo:
     «Pope Francis breaks Catholic traditions whenever he wants because he is “free from disordered attachments.” Our Church has indeed entered a new phase: with the advent of this first Jesuit pope, it is openly ruled by an individual rather than by the authority of Scripture alone or even its own dictates of tradition plus Scripture. Pope Francis has brought to the Petrine office a Jesuit intellectualism. By choosing the name Francis, he is also affirming the power of humility and simplicity. Pope Francis, the Argentine Jesuit, is not simply attesting to the complementarity of the Ignatian and Franciscan paths. He is pointing each day to how the mind and heart meet in the love of God and the love of neighbour. And most of all, he reminds us each day how much we need Jesus, and also how much we need one another along the journey.»
     «El Papa Francisco rompe las tradiciones católicas siempre que quiere porque está "libre de afectos desordenados". Nuestra Iglesia ha entrado en una nueva fase: con el advenimiento de este primer Papa jesuita, es gobernada abiertamente por un individuo más que por la autoridad de la Escritura, sola o incluso por los preceptos de Tradición más Escritura. El Papa Francisco trajo al oficio petrino un intelectualismo jesuítico. Al elegir el nombre de Francisco, afirma también el poder de la humildad y la simplicidad. El Papa Francisco, el jesuita argentino, no está dando fe, simplemente, de la complementariedad de los caminos ignaciano y franciscano. Señala cada día cómo la mente y el corazón se encuentran en el amor de Dios y el amor al prójimo. Y, sobre todo, nos recuerda cada día cuánto necesitamos a Jesús y, también, cuánto nos necesitamos unos a otros a lo largo del camino.»
     Este último párrafo suena mal a oídos católicos, no encaja con la mentalidad católica, hasta se puede decir que apesta a error. Y debo aclarar que nada de lo que precede en todo el escrito desvirtúa el tenor de este final.
     Veamos, eso de «free from disordered attachments» ¿no es el estado de los bienaventurados en el Cielo, o incluso el que tenía la Virgen María durante su vida mortal, librada como fue de concupiscencia? Me alegra que el Santo Padre sea tan santo, aunque en mi limitación no alcance a verlo. Yo veo al Papa Francisco poniendo mala cara a gobernantes democráticos de derechas y enormemente sonriente con dictadores y aspirantes a dictadores de izquierdas y se me hace difícil apreciar tanta perfección espiritual. Veo el trato a los cardenales que le plantean serias cuestiones de doctrina moral y el trato a los que están pillados en serias cuestiones morales y no me encaja. Seguramente debería leer más al turiferario Fr. Thomas Rosica y menos los medios de comunicación habituales.
     Pero, en fin, lo de la beatitud de D. Jorge Bergoglio es cosa irrelevante, eclesialmente, al lado de que «Our Church has indeed entered a new phase» ¡Y qué fase! Según el turiferario la nueva fase se caracteriza porque la Iglesia se rige por lo que diga un individuo, siendo la Tradición y la Escritura cosas secundarias, si es que tienen algún papel en la nueva fase –el turiferario no lo aclara-. Habría que entrar en la mente del turiferario para saber si ese «openly ruled» significa que la Iglesia se gobierna de este modo totalitario de manera abierta, pública, descarada, desatada (de la Tradición y la Escritura), a la vista de todos, flagrante, audaz, desvergonzada... son posibles variantes de traducción que dependen de lo que tuviese en la mente el autor original y la malicia del traductor. Yo dejo aquí estas posibilidades para que cada uno, previo jesuítico discernimiento, escoja la que crea adecuada.
     Este menosprecio de la Revelación Divina, nuestra guía hacia la salvación, en el gobierno de la Iglesia me parece inconcebible. ¿A qué estado de degeneración moral e intelectual ha llegado el clero para que un religioso conciba que las cosas pueden ser así y lo escriba muy feliz de que sea así? Y no entro a discutir si, de verdad, el Papa Francisco prescinde de la Escritura y la Tradición en su forma de llevar al Iglesia, aunque la reciente modificación del Catecismo podría abonar la tesis de Fr. Thomas Rosica. La gravedad está en que se conciba y apruebe esa posibilidad, con la que la Iglesia Católica Romana dejaría de ser la fundada por Cristo para ser un remedo del Mundo, está en la levedad de fe e inteligencia de un sacerdote que trabaja en el Vaticano y más parece uno de los encargados de crear el culto a la personalidad de Stalin. Para ese turiferario es más importante un buenismo franciscano-ignaciano relacionado con cierto amor a Dios y necesidad de Jesús ¿para qué? Si lo que Él dijo ya no orienta el gobierno de la Iglesia, ¿para qué hay que recordar a sujeto tan prescindible? La verdad es que se me escapa la lógica con la que el turiferario remata el artículo que ha expelido.
     Tampoco entiendo mucho la lógica con la que el Papa Francisco mantiene como colaboradores suyos personas así, quizás sea por que él está libre de afectos desordenados y yo no.

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