Vidriera sobre el matrimonio de la Virgen. Imagen libre de derechos tomada de Cathopic |
¡Portento grande! ¡Anglicanos diciendo que ellos están para seguir una doctrina y no para hacerle el coro al Parlamento británico y sus leyes! ¡Casi parecían católicos de los de antes de Amoris Laetitia! Solamente faltaba que dijesen que Enrique VIII fue un tirano desvergonzado y adúltero.
Pero sea que dura poco la alegría en casa del pobre, como dice el refrán español, o sea por los dichos recogidos por el autor sagrado en 2 Pe 2,22 «El perro vuelve a su propio vómito» y «Cerda lavada se revuelca en el fango», unos días más tarde se han retractado los máximos responsables de esa guía pastoral.
Los que dicen ser arzobispos de Cabterbury y York –ya sabemos que los anglicanos no tienen orden sagrado válido por lo que difícilmente pueden ser arzobispos, ni siquiera diáconos-, Justin Welby y John Sentamu, para su eterna vergüenza, han dicho que sienten mucho haber publicado esas cosas y reconocen que han creado división y daño. ¡La doctrina de Jesucristo dañina! ¡Cielos, a dónde ha llegado esa gente! Parece ser que, además de presuntos arzobispos pesarosos de haber dado buena doctrina, hay presuntos obispos indignados –así, directamente- con la postura bíblica y tradicional de la guía pastoral.
Pidamos a Dios por esos hermanos nuestros, al fin y al cabo su bautismo es válido y son hermanos, para que sean fortalecidos a fin de sostener la luz que han visto, que no se avergüencen de ella ni la escondan; y pidamos por los muchos que diciéndose católicos, y permaneciendo formalmente en la Iglesia, tienen ideas similares a las de esos pobres anglicanos. Aprovechemos la ocasión para pedir también por los que en estas materias acogemos las enseñanzas de Cristo, es por gracia y solamente si esa gracia nos sigue sosteniendo nos mantendremos en la verdad.
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