Los nuevos presbíteros con el Arzobispo terminada la misa de ordenación. |
Se llenó la catedral, la ceremonia estuvo bien organizada, se evitaron algunos excesos de saludos y agradecimientos que se dieron en otros actos semejantes. Todo entre bien y muy bien.
Fue de una especial emoción la letanía de los santos, larga y completa, tanto que el Arzobispo comentó al final que no había quedado santo sin nombrar. Creo que esa prolongada serie de peticiones a Dios y los santos, no una cosa de mero trámite, responde muy bien a la realidad de lo necesitados que estamos “nosotros que somos pecadores”.
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