sábado, 30 de mayo de 2015

Primera comunión por el rito del cura creativo

     Los caminos de Dios son inescrutables y hoy, sábado, me vi a las doce de la mañana en la parroquia de San Antonio de Padua de Gijón, regentada por los padres Capuchinos, cuyo mal gusto ya quedó suficientemente acreditado en la última reforma que hicieron de su templo. De paso aprovecharon para demostrar su aprecio al Sacramento de la Reconciliación reduciendo el número de confesonarios de seis a uno, que rara vez veo ocupado; quizás si se presenta previamente una solicitud…
     No tenía la menor idea de que habría primeras comuniones, doce niños, algunos parecían bastante pequeños. Si es por haber abandonado el absurdo retraso que se introdujo hace décadas en la edad de la primera comunión ¡felicidades!
     Lo primero que pensé al ver lo que había fue: ¡malo! en vez de celebrar la primera comunión un domingo o festivo de precepto, lo celebran un sábado por la mañana; quizás el domingo estén los padre muy ocupados en llevar los niños a jugar al fútbol y cosas de similar necesidad. También se me vino a la mente el caso reciente de una princesa que hizo su primera comunión un miércoles cualquiera.
     La celebración se caracterizó, toda ella, por varias notas de la liturgia progre-creativa-buenista.
     Jesús no es más que Jesús, nunca Jesucristo, Cristo, el Señor, Dios hecho hombre o cosa similar. Si se utilizó alguna de esas otras denominaciones sería en alguna fórmula litúrgica que la contuviese, pero en todo lo que el sacerdote dijo por su cuenta, en las moniciones y cantos, el Señor de la Gloria no fue más que Jesús a secas. Claro que peor hubiese sido la aparición en escena de Jesús de Nazaret.
     Una y otra vez se repitió, machaconamente, que Jesús es hermano y amigo. Nada más. Quizás en algún momento se dijo algo de su divinidad, pero si fue así esa mención me quedo sepultada por el alud de amistad y hermandad.
     De Sacrificio Redentor ni hablamos. Aquí no se sacrifica nadie. A lo sumo la aparición que pueda hacer ese concepto en la fórmula de la Consagración. ¿Y cuando los niños vayan encontrando sufrimiento en la vida, cuando no puedan escapar del dolor y la muerte?
     Es muy importante hacer muchas cosas y contarlas. Muchos gestos simbólicos acompañados de su correspondiente monición, demostrando con ellos que los símbolos no significan nada cuando necesitan tanta explicación de palabra. Cataratas de moniciones, agradecimientos, ofrecimientos y presentaciones. Los niños de aquí para allá; ahora tres que leen esto, luego dos que hacen lo otro, cuatro o seis que traen aquello… Una catequista poniendo y quitando atril cada vez que tenían que actuar los niños ¿porqué no podían dejarlo fijo? Y lo esencial de la Primera Comunión: fotógrafos; hay que dejarlo todo bien documentado gráficamente para la posteridad. Que los fotógrafos pululan por todo el presbiterio, que sus fogonazos son una distracción, que interrumpen la marcha de la ceremonia para que los niños posen… todo sacrificio es pequeño para honrar al dios del recuerdo videofotográfico.
     Es muy habitual que en estas celebraciones haya una catequista mandona que hace que los niños se pongan así y asao, que vayan y vengan. Pero esta celebración contó también con el celebrante como regidor de escena; iba intercalando entre las oraciones las llamadas a los actores, cada poco leía una lista de niños y padres que tenían que actuar en el siguiente número.
     Algo que creo no haber visto hasta ahora, nunca se es demasiado viejo para aprender algo nuevo, fue el celebrante tocando la guitarra; la mayor parte de los cantos los acompañó él mismo con la guitarra que mantenía al pie del altar. Sirva en su descargo que tocaba bien, como mínimo dignamente, pero yo echaba de menos el órgano. Ya sabemos todos que la música de órgano no es progresista ni infantilizante, por lo que queda excluida de estos acontecimientos.
     Como suelo hacer, entré en la iglesia después de apagar el teléfono móvil para no molestar; pero visto el rumbo que iban tomando las cosas no pude resistir la tentación de encenderlo para escribir mis notas en él. Aquello era demasiado jugoso para perderlo, ocurrían demasiadas cosas interesantes dignas de ser hasta grabadas en piedra.
     Al llegar encontré a los niños, en dos filas a la entrada del templo, con una rosa blanca en una mano y cubriéndose con la otra, es decir, alargando el brazo según las instrucciones de la catequista mandona para ponerse a la distancia correcta de su compañero de delante. ¡Pintoresco! pero nada grave.
     Entraron los niños y depositaron la rosa, no sé donde, mientras sonaba un canto de entrada bastante malo, aunque mucho peor era el sonido de la guitarra que alguien no sabía tocar. Se sentaron alrededor del altar ¡esto empieza a oler mal, tufillo a Última Cena!
     Tras esto vino la presentación de los niños. Mientras alguien nombraba a cada uno aparecía su fotografía en las dos pantallas de los lados de la iglesia (creo que algo parecido se hace con los futbolistas). La cosa no me gustó demasiado pero lo peor es que a todos los niños los habían fotografiado junto al dibujo de un monigote colgado en la pared, así que lo más visto de la presentación fue el dichoso monigote. A quien Dios no le da buen gusto no se lo da y no hay nada que hacer. Por cierto, el día de Pentecostés asistí a la ordenación de cuatro presbíteros; su presentación fue mucho más litúrgica y menos aparatosa.
     Los kyries fueron otra muestra de creatividad litúrgica. Tres niños leyeron unas cosas bastante flojillas y buenistas y al final decían “Kyrie eleison” o “Criste eleison”. Eso fue todo y no recuerdo que hubiese más acto penitencial, aunque puede que semejante trivialidad se me escapase entre tanta cosa importante como se hizo en la celebración.
     Una mujer hizo la lectura del Libro de la Sabiduría, en una traducción que no es la de uso litúrgico habitual, y si hubo salmo no lo recuerdo. El celebrante leyó el evangelio, que sí me sonó a traducción conocida, no sin antes cantar un aleluya guitarreado por él mismo.
     La homilia, muy basada en Jesús amigo, contuvo una primera parte con preguntas a los niños que dejaron en claro lo endeble de su preparación; mejor que no siguiese toda por el mismo camino, habría sido de espanto seguir oyendo lo que decían los niños. Tuvo algo positivo, el sacerdote animó a que esta primera comunión no sea la última, sino la primera de muchas más.
     La profesión de fe, supongo que fe en lo que cree el cura, porque de la fe de la Iglesia había poco, consistió en que tres niños leyeron una cosa larga, buenista, y puede que herética, que no tenía nada que ver con las fórmulas previstas en la liturgia ni con el Credo; aunque es posible que en aquella parrafada se tocasen, no siempre bien, casi todos los temas del Credo. Entre las perlas encontramos que Dios es padre y madre, cosa que algo tendrá de verdad pero no es la formulación correcta de la fe de la Iglesia; que Dios nos creo parte de la naturaleza, nada de imagen y semejanza de Dios o alguna otra cosa de tono sobrenatural; apareció la creencia en cierto espíritu de la naturaleza ¿panteísmo? ¿empanada mental? y no pudimos librarnos de la apoteosis buenista: la creencia en la posibilidad de un mundo mejor ¿el Mundo Futuro? ¿la Jerusalén Celestial? ¿la Iglesia Triunfante?, sospecho que era algo más a ras de tierra.
     La profesión de no fe dio paso, inevitablemente, a la presentación de ofrendas. Muchos niños llevando muchas cosas presuntamente simbólicas, con retransmisión en directo por parte de la monitora-locutora que nos informaba de lo que simbolizaba cada cosa. Los niños, llegados al altar, antes de dejar cada ofrenda en el sitio que fuese, se volvían hacia el público posando para los fotógrafos que se habían situado en el pasillo central de la iglesia. ¡Liturgia en estado puro!
     El celebrante nos ofreció otra muestra de su buen hacer con la guitarra en sustitución de las fórmulas habituales en el Ofertorio católico, nada de “Bendito seas, Señor, por este pan…” El título divino de Señor no fue de lo más oído en esa misa.
     El Trisagio consistió en una canción guitarreada por el celebrante y coreografiada por los niños con gestos bastante absurdos, pero a los pobres fue lo que les enseñaron.
     Llegó la Consagración y me puse de rodillas, no fui el único ¡qué va! una señora varias filas más adelante también lo hizo. A los niños de primera comunión no tuvieron tiempo a enseñárselo ¡tenían tanta coreografía que asimilar! Pero lo interesante de esta parte de la Santa Misa fue la manera en que el sacerdote logro meter inmediatamente antes de la consagración del vino la expresión “brindó por el triunfo final” referida al Señor. A mí se me vino a la mente el brindis de La Traviata, que no tiene nada que ver con lo que estábamos haciendo, pero cuando el cura se va por caminos insólitos a los fieles se nos va la mente por caminos extraños.
     Llegado eso de “daos fraternalmente la paz”, optativo en al Forma Ordinaria del Rito Romano pero esencial en el rito progrebuenista, todo fue un deshacerse en saludos y abrazos a los niños, de los niños a sus padres, etc. mientras el celebrante cantaba la correspondiente tonadilla acompañándose, otra vez, de la guitarra. Largo, muy resaltado, y la Sagrada Congregación para el Culto Divino y sus recientes normas de sobriedad…
     Los niños, después de pasarse la misa en el presbiterio, alrededor del altar, se quedaron abajo tras ir a dar la paz a sus padres y llegada la comunión descendió el sacerdote para dársela allí abajo. Tras recibir la comunión cada niño volvía a subir a su asiento en el presbiterio. Quizás esta coreografía se diseñó para facilitar el trabajo de los fotógrafos: los niños y sacerdote abajo, los niños mirando hacia la parte delantera de la iglesia mientras comulgaban y los fotógrafos en el presbiterio, varios escalones más arriba, en muy buena posición para su trabajo.
     Terminada la comunión de los niños el celebrante dijo que dos sacerdotes darían la comunión a los fieles, como en efecto se hizo. Lo malo es que a los niños se les dio la comunión bajo las dos especies y el cáliz lo llevaba la inevitable catequista, en vez de uno de los dos sacerdotes que estaban disponibles; pero entre tanto disparate ¡pelillos a la mar! Por cierto, la comunión de los fieles fue amenizada por el celebrante guitarreando una canción sobre Jesús amigo.
     Luego hubo una acción de gracias, o un dar gracias a unos y otros, duplicada (en la liturgia progre cuanto más se hable y repita, mejor) a cargo de una madre seguida de tres niñas.
     Seguimos con una canción, guitarreada por el celebrante, a María. Bien. Me parece que no hubo muchas más menciones a ella en toda la celebración.
     Celebrante y público dedicaron un aplauso a los niños, que yo creí era el final, por lo bien que habían actuado en aquella complicada obra; pero vino otra canción de despedida con nueva demostración de guitarra sacerdotal y, lo más curioso, los niños descendieron del presbiterio para situarse en la parte delantera de la iglesia en línea de coro, pero de coro de revista no de coro de canto litúrgico, para acompañar con gestos y cierto principio de movimiento de baile, que incluía taconeos, el canto del celebrante. Esta apoteosis final fue premiada por el público con otro aplauso.
     Como los curas de Jesús amigo y buen rollito nunca paran de mandar, el nuestro terminó la Misa ordenando que los niños se pusiesen para hacer una fotografía (no había habido bastantes) y que después saliesen por delante y sus padres por detrás. No atribuyo esto a ningún deseo de separar a las familias.
     Durante la celebración recordé mi Primera Comunión, era Vicario de Cristo San Juan XXIII ¡qué diferencia! Después de una catequesis en que nos enseñaron que Jesucristo es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad hecha hombre; nos instruyeron sobre su Sacrificio Redentor y la Presencia Real; fuimos informados de que no éramos animales como los demás, sino criaturas a imagen y semejanza de Dios; tras la primera confesión, solamente tuve que asistir devotamente a misa y recibir más devotamente el Cuerpo de Cristo. No tuve que hacer más: ni cantar, ni gesticular, ni bailar, ni leer cosas, ni traer y llevar objetos; no me hicieron fotografías ni filmaciones, no tuve que aguantar un chaparrón de moniciones, tampoco me aplaudió el público… Otros tiempos, otro modo de recibir al Señor; bastante mejor.
     Y digo yo. Si todo el tiempo que emplearon en enseñar a los niños a gesticular y taconear la hubiesen dedicado a enseñarles el catecismo, el de la Iglesia católica, claro ¿no habrían dado los niños respuestas más atinadas en la homilía? Si en vez de tanto ir y venir les hubiesen dejado asistir tranquilamente a Misa, después de haberles enseñando en la catequesis lo relativo al Sacrificio de Cristo ¿no les habría aprovechado a los niños más que tanto trajín como les impusieron? Si la celebración de la Misa se atuviese al misal ¿no habría actuado en todos nosotros el poder de Dios sin necesidad de continuas explicaciones?
     Los problemas de la Iglesia tienen remedio, pero hace falta fe; entre otras cosas en la Misa, en su valor, en el valor de la liturgia de la Iglesia por encima de nuestras ocurrencias, moniciones, explicaciones, coreografías y gestos presuntamente simbólicos. Pero esta gente progre-creativa-buenista no cree en nada de esto, solamente creen en sí mismos y sus ocurrencias; justo lo contrario de lo que creía el sacerdote que ofició en mi Primera Comunión. Los resultados son elocuentes, en la parroquia de San Antonio de Padua la mayor parte de los asistentes son de mi generación y anteriores; los que han padecido primeras comuniones como la que relato apenas aparecen por la iglesia.

6 comentarios:

  1. 3º Las Primeras Comuniones se celebran en nuestra parroquia, tanto de sábado como de domingo, los padres no ponen ninguna objeción de realizarla el domingo, simplemente se les facilita la elección de días, ya ve, tenemos una mentalidad abierta que intenta acompasarse a las necesidades de las personas que pertenecen a esta nuestra comunidad.
    4º Vuelvo a insistir, lamento enormemente, en este caso que la nomenclatura utilizada al hablar de Nuestro Señor Jesucristo no sea de su agrado, intentamos, en la medida de lo posible, utilizar un lenguaje que los niños de nuestra congregación comprendan con facilidad, “Dios es nuestro padre y Jesucristo su hijo amado” porque de no ser así corremos el riesgo de que pasados los años las iglesias estén vacías, y trabajamos para que los más jóvenes se acerquen a conocer a Dios, no huyan despavoridos, y así se interesen por continuar conociendo a Nuestro Señor Jesucristo, y con el paso de los años créame (yo soy monitora de post-comunión) vamos cambiando la nomenclatura adaptándola a su edad.
    5º Del Sacrificio Redentor hablamos cuando usted quiera, pero le recuerdo que Nuestro Señor Jesucristo, se sacrificó por amor, por amor a nosotros, cuando los niños vayan encontrando sufrimiento en la vida, sabrán, porque así se lo hemos enseñado, que el amor y la misericordia de Dios, todo lo pueden, que Él está siempre con nosotros, y como la propia Santa Teresa dijo en su época: “Quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta”.
    6º Catalogar a una de nuestras catequistas como “mandona” me parece un despropósito, usted no lo verá útil, en nuestro caso lo vemos necesario, en este punto probablemente nunca nos pongamos de acuerdo, así que mejor dejarlo así, en tablas.
    7º Le puedo confirmar de primera mano que el celebrante, toca guitarra, órgano, saxofón, y cualquier instrumento musical que le pongan en las manos, porque para eso le ha dado Dios un gran talento para la música. Para otro tipo de Eucaristías, que no son para niños, si se utiliza un órgano, si es más de su agrado, le invito a que asista a una de ellas, quizás la encuentre más de su gusto.
    8º De sus palabras deduzco que es usted un amante de las Eucaristías con alto rigor litúrgico y su correspondiente solemnidad, pero encender el teléfono y ponerse a tomar notas en el, me deja sin palabras, usted mismo se dará cuenta lo erróneo de esa acción, pero en su conciencia queda el respeto que le dé usted a una celebración Eucarística de la índole que sea. Dejo constancia de que si la Eucaristía no estaba siendo de su agrado, es conocido por todos que durante ellas no cerramos la puerta, con lo que podría haber salido usted por el mismo sitio por el que entro.

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    1. Es divertido el reproche que se me hace al final. Un montón de gente haciendo fotos con sus teléfonos, tabletas, cámaras diversas, atravesados por el medio y quitando la vista a los demás, sin contar los fogonazos, y resulta que el que hizo mal fui yo tomando notas sin molestar a nadie.

      Comprendo que llevando la celebración como la llevaron preferirían que solamente hubiese fotografías y no un testimonio escrito y crítico.

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  2. 9º Los niños se sientan alrededor del altar, en alguna parte de las Sagradas Escrituras, Nuestro Señor Jesucristo tuvo a bien decir “Dejad que los niños se acerquen a mi” ¿tufillo a Ultima Cena? Yo pensaba que la institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la Última Cena Pascual, que Nuestro Señor Jesucristo celebró con sus discípulos… así que si, la similitud, ha sido realizada a propósito, lamento si esto tampoco le gusto, que se le va a hacer…
    Me alegro, que el día de Pentecostés asistiera usted a la ordenación de cuatro presbíteros y que su presentación fuera mucho más litúrgica y menos aparatosa, me imagino que esos presbíteros pasarían ya de la mayoría de edad y no fueran niños y niñas de 9 y 10 años.
    10º La lectura del Libro de la Sabiduría, es la traducción del leccionario adquirido por la parroquia en la librería diocesana, si esta traducción tampoco es de su agrado debería de comunicárselo directamente al Arzobispo, pues que dicha traducción no se ajuste a la realidad, es algo que debería de tenerse en cuenta para su posible corrección.
    11º Que en el día de las Primeras Comuniones, la homilía se base en hablar de “Jesús amigo”, es quizás causa de nuestra visión de ese Dios Omnipotente que nos ama como a Hijos suyos que somos. La otra, la visión de ese Dios Pantocrátor que juzgaba a todo aquel que no siguiera sus mandatos, quedo anclada en la Edad Media. Los franciscanos preferimos pensar que Dios es amor, que su misericordia es infinita y que su amor por nosotros no tiene límites.
    12º En lo referente al Credo, sí, en esta ocasión no se ha utilizado el Credo litúrgico, en ningún momento “apareció la creencia en cierto espíritu de la naturaleza” sino más bien el párrafo exacto dice “Creemos en el Espíritu de Dios que está presente en la naturaleza, en todos los acontecimientos de nuestras vidas y dentro de cada uno de nosotros.” Pero es lógico el despiste, debía de estar apuntando alguna nota en su teléfono móvil, totalmente comprensible. Esa mención como otras tantas a la “hermana naturaleza” no es cuestión de “panteísmo”, más bien de franciscanismo, le recuerdo que tuvo usted a bien entrar en una parroquia franciscana-capuchina, algo de nuestro Santo y fundador de la orden, San Francisco de Asís, mencionamos de vez en cuando, lamento que no sea de su agrado.
    13º En nuestras celebraciones con niños, es común, que al presentar las ofrendas, los niños se posicionen frente a la congregación, para ver qué es lo que ellos ofertan en nombre de todos, que en este caso se aprovechó para sacar la foto de rigor… pues es inevitable a la par que no elegido por nosotros.
    14º Los gestos de las canciones no los hemos creado nosotros, si tiene alguna queja al respecto, pues no se a quien tendría el honor de presentársela, lamento mi ignorancia.
    15º Llego el momento de la Consagración y a los niños si les enseñamos a mostrar el respeto que es debido a esta parte de la Eucaristía, pero ya que veo que le suscitó una relevante inquietud, le diré que no disponen de espacio suficiente, y que hacer arrodillarse a las niñas con los vestidos que llevan a la celebración, ocasionaría que la gente no prestara la suficiente atención al momento más importante de la Eucaristía, y estuviera más pendiente de si la niña se cae, se levanta o se arrodilla sobre el vestido.
    Y si el celebrante “brindó por el triunfo final” refiriéndose al hecho de que Nuestro Señor Jesucristo ha vencido a la muerte, y ha resucitado, es síntoma de que en la Eucaristía tenemos mucho que celebrar.

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    1. Sobre los gestos de las canciones. Veo que tienen tan asumido el montaje del espectáculo que representan en las primeras comuniones que ni se lo cuestionan. Ni es obligatorio hacer tales gestos, los crease quien los crease, ni siquiera es obligatorio cantar esas canciones en vez de otras o, simplemente recitar las oraciones sin cantarlas.
      Ustedes toman como obligatorio lo que no lo es y se toman a beneficio de inventario tanto la liturgia como la fe de la Iglesia. Ese es el problema.
      Y por no alargarme. Lo de ponerse de rodillas en la Consagración.
      Si los niños no disponían de espacio suficiente para arrodillarse es porque a ustedes les dio la gana de ponerlos apretados, el presbiterio tiene amplitud de sobra.
      Respecto a que hacer arrodillarse a las niñas haría que la gente no presentase suficiente atención al momento más importante de la Eucaristía ¿pero que fue lo que hicieron toda la misa-espectáculo más que distraer a toda la gente con cosas superfluas y sepultar lo importante bajo un alud de banalidades?

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  3. 16º Si, lamento decirlo así, pero en nuestra parroquia somos hombres y mujeres de paz, es más San francisco de Asís, saludaba con un “Queridos hermanos, paz y bien” y nos gusta, acercarnos al hermano o la hermana que tenemos a nuestro lado y desearle “paz y bien” en un abrazo fraterno.
    17º Si no le ha gustado el hecho, de que la catequista, sujetara el cáliz cuando los niños comulgaban, le invito a venir durante el curso a la misa de la catequesis, que somos tres mujeres y ningún sacerdote las que damos la comunión a nuestra comunidad. El propio Papa Francisco I, representante de Dios en la tierra, dice “Sufro, cuando veo que la mujer hace cosas de servidumbre y no de servicio” lo ha dicho en la convención por los 25 años de la carta apostólica “Mulieris Disnitatem” de Juan Pablo II sobre la mujer, si tiene usted algo en contra, puede mencionarlo en su blog, y pasarle una copia por escrito, para que la lea detenidamente.
    18º Respecto a su Primera comunión, solo mencionaré lo ya dicho por usted, “otros tiempos, otro modo de recibir al Señor” ni mejor, ni peor simplemente diferente. Si la Iglesia no cambiara el ritmo como lo cambia el mundo, se quedaría obsoleta, y en consecuencia vacía, porque las personas como usted que asistieron a otro tipo de ritos Eucarísticos en su juventud, lamentablemente van quedando cada vez menos, ley de vida o la voluntad de Dios, como usted prefiera, y si no avanzamos y conseguimos que los niños se acerquen a ese Jesús que es todo amor al final serán pocos los queden y transmitan La Palabra de Dios. Yo tengo 34 años, he tenido una comunión como en la que usted ha participado, y sigo aquí, y con intención de seguir por muchos años, o hasta que Dios quiera.
    Sin más me despido, deseando de todo corazón que encuentre aquello que busca en algún lado.

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    1. Con esa forma de interpretar la Mulieris Dignitatem y la dignidad de las personas lo consecuente sería pedir el sacerdocio femenino, sobre todo si la Iglesia debe seguir el ritmo del mundo, como usted dice, y no el ritmo de Dios.
      La “Mulieris Dignitatem” es del 15 de agosto de 1988, pues bien, en esto de quien debe dar la comunión hay un documento de 15 de agosto de 1997 titulado “Sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes”, se encuentra en la web del Vaticano, que en su artículo 8.2 dice “Para que el ministro extraordinario, durante la celebración eucarística, pueda distribuir la sagrada Comunión, es necesario o que no se encuentren presentes ministros ordinarios o que, estos, aunque presentes, se encuentren verdaderamente impedidos. Pueden desarrollar este mismo encargo también cuando, a causa de la numerosa participación de fieles que desean recibir la sagrada Comunión, la celebración eucarística se prolongaría excesivamente por insuficiencia de ministros ordinarios.”
      Por tanto: Estuvo mal que en esta misa de primera comunión, habiendo disponibles otros dos sacerdotes, participase en dar la comunión una laica. Está mal que en otras misas la comunión la administren tres laicas y el sacerdote presente no la administre.
      Toda la celebración respiraba, y las explicaciones de sus respuestas, el “en nuestra parroquia nosotros nos montamos nuestra liturgia y nuestra fe”; pero eso ni es la liturgia de la Iglesia ni la fe de la Iglesia, la que se debería dar a los niños.

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