sábado, 5 de julio de 2014

Bien por el obispo de Villarrica

     El pasado día 26 mencioné al jesuita Felipe Berrios como uno de los ejemplos de miembros de la Compañía de Jesús que hacen un terrible daño a la Iglesia, a la fe del Pueblo de Dios, que son el placer de Satanás y sus servidores. Este jesuita concedió una entrevista a una televisión chilena en la que se mostró rotundamente favorable al matrimonio homosexual y dispuesto a admitir el aborto.
     No me consta que ese jesuita haya sido amonestado por sus superiores, encausado por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe ni nada de nada. De momento, al menos, no ha rectificado públicamente sus públicos disparates ni ha sido públicamente sancionado. Únicamente hay algunos pronunciamiento contrarios y los inevitables progresistas y homosexuales a favor.
     Sin entrar en los aspectos doctrinales, que son los más graves con diferencia, otro sacerdote que también ha sido misionero en África, en la web de la Conferencia Episcopal de Chile critica al P. Felipe Berrios por exhibicionista y poco humilde en lo que a su labor misionera en África se refiere.
     Pero el que de verdad ha ido a lo importante es el obispo de Villarrica, Monseñor Francisco Javier Stegmeier Schmidlin, que sin nombrar a Felipe Berrios va a la raíz del problema, a la causa por la que ese jesuita y otros muchos se dedican a escandalizar a los fieles: buscar el aplauso de los poderosos. Llevo tiempo convencido de que buena parte de los curas y monjas que se dedican a decir disparates lo hacen más por vanidad que por convencimiento. Los que enseñan la verdad no suelen salir en las televisiones, ni vender muchos libros, ni les publican artículos de opinión en los periódicos, mientras que los que se dedican a decir disparates y hasta blasfemias son ampliamente jaleados.
     Esto es lo que ha publicado el obispo de Villarrica una diócesis poco importante pero con un pastor de ideas claras.

Monseñor Francisco Javier
Stegmeier Schmidlin.
UNA TRISTE ENTREVISTA
     Hermanas y hermanos en Jesucristo:
     Hace algunos días un connotado sacerdote dio una entrevista a un canal televisivo. Con toda razón, sus palabras causaron confusión y escándalo en muchos fieles por contradecir abiertamente la enseñanza de la Palabra de Dios y de la Iglesia. Tan falsas fueron sus afirmaciones que no sólo los católicos nos hemos visto en la obligación de rebatirlo, sino que incluso hermanos cristianos pertenecientes a otras denominaciones también se vieron en la obligación de hacerlo.
     Quienes hemos recibido la capacidad de conocer la verdad y el don de creer en la doctrina revelada por Dios, sabemos quién es la persona humana y cuál es su dignidad, sabemos con certeza que el matrimonio es indisoluble, fiel y abierto a la vida y que naturalmente es entre un hombre y una mujer, sabemos que el matrimonio así entendido es la base de la familia y, en fin, respetamos y defendemos el derecho humano básico a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Es por ello que ningún creyente puede estar de acuerdo con lo que se ha señalado en la entrevista en cuestión.
     Pero, ¿por qué un sacerdote puede estar tan perdido en el error y, a la vez, tener una acogida tan benévola de parte de la televisión? Me atrevo a responder que es por el afán de estar bien con el mundo, es decir, con el poder. El mundo ama al que está con él y odia al que no está con él. Como se quiere ser amado por el mundo, hay que estar de acuerdo con lo que él dice y estar en desacuerdo con lo que él rechaza. Por ello, no es de extrañar que en este caso se apoye el matrimonio homosexual, la comunión de los divorciados vueltos a casar, el debate acerca del aborto, etc. Hoy, en Chile, es la única manera de tener cobertura mediática y recibir el aplauso de los poderosos.
     Es por ello que Jesús lanza esta terrible advertencia: “¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de ustedes!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas” (Lc 6,26). El que contradice la verdad y se empecina en el error recibe la aprobación del mundo y su “príncipe” (Jn 12,31), el “padre de la mentira” (Jn 8,44), es decir, el demonio. En cambio, dice Jesús:“Si ustedes fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no son del mundo, porque yo al elegirlos los he sacado del mundo, por eso los odia el mundo” (Jn 15,19).
     Los cristianos, por el testimonio de la verdad, tenemos la misión de ser luz y sal del mundo: “Ustedes son la sal de la tierra” (Mt 5,13). Esa es la vocación de todo bautizado y de todo sacerdote. “Pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y ser pisoteada por los hombres” (Mt 5,13).

5 comentarios:

  1. Este obispo pertenece a una corriente pro pinochetista. Su familia ayudo a la Colonia Dignidad, donde se torturaba durante la dictadura militar. Amigos del pederasta Paul Schaffer. Su opinion es solo aplaudida por sus amigos latifundistas que quieren echar de las tierras a los nativos mapuches. El dia que sus manos se partan de trabajar entonces hable del Pde. Berrios, por ahora mejor siga rezando en el templo con sus ojos y oidos cerrados.

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    1. El que ese obispo tenga familiares poco recomendables o yo no trabaje mucho ¿convierte en buena doctrina católica el matrimonio homosexual y el aborto?

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    2. El matrimonio entre personas de un mismo sexo es una construcción secular para dar vida al principio de igualdad ante la ley a personas de esa orientación que tengan vida en común, aceptada ya en diversos países. La ley de aborto actualmente en discusión en Chile prevee que una mujer pueda abortar solo y exclusivamente por tres causales, no se trata en caso alguno de permitir el aborto en general: 1) en caso de violación, 2) inviabilidad fetal de carácter letal y 3) peligro para la vida de la mujer. Se trata en primer lugar de proteger la vida de la madre ante peligros inminentes y secuelas de abuso que puedan ser insuperables para la persona afectada. Se trata de la aplicación clara y evidente de principios cristianos y humanitarios que perfectamente pueden ser defendidos por un sacerdote católico. No nos sorprende que un Obispo del Opus Dei defienda una posición absurda y poco fundamentada.

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    3. No creo que lo vayan a aprobar

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  2. Principios cristianos son cosas como "no matarás" o "no te acostarás con varón como con mujer: es una abominación". Lamento que haya llegado usted a un grado de confusión mental que ya no distinga lo que viene de Dios de lo que viene de Satanás.

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