jueves, 17 de julio de 2014

Ha surgido un nuevo profeta entre nosotros

La nueva autoridad
religiosa mundial de
la ONU adorada por
la Alianza de
Civilizaciones.
     El peor presidente del Gobierno que ha tenido España en muchos años, el más sectario, el que mayor rencor acumulaba y promovió, José Luis Rodríguez Zapatero, ha recibido una revelación (Dios sabrá de quién pues él se declara agnóstico) y se constituye en profeta de una nueva fe, supongo que bajo el lema: “Ni sé ni me importa si existe Dios, pero yo soy su profeta”.
     En su iluminación ha alcanzado la siguiente verdad suprema: ninguna religión puede decir que sus creencias son las únicas verdaderas, porque la única verdad es la libertad y el respeto a todas las religiones. No nos aclara si todas las creencias de todas las religiones son verdaderas o hay alguna creencia falsa; pero ante la seguridad de la que él propone es toda verdadera ¿no sería prudente abandonar todas las demás religiones y seguir al nuevo profeta que todo lo que dice es verdad?
     Nuestro profeta ya tiene práctica en emitir enunciados campanudos, dignos de grabarse en mármol, como aquel de “la tierra es del viento”, y no iba a desperdiciar la ocasión de dar nuevas muestras de sabiduría ahora que se mete a reformador religioso: “No hay herejes, hay personas que piensan que manera diferente o tienen diferentes ideas y en nombre de ninguna fe puede ampararse el odio y el fanatismo”. ¡Lástima que cuando gobernaba fuese tan fanático de la ideología de género!
     Pero hay que bajar la vista de las estrellas de los grandes principios a los garbanzos de los detalles prácticos y aquí el nuevo profeta propone una autoridad religiosa mundial vinculada a la ONU y una alianza permanente entre las confesiones religiosas vinculada con la ONU y con la Alianza de Civilizaciones que él mismo promovió (junto a los dirigentes iraníes que ahorcan homosexuales). La autoridad religiosa global se basaría en estos pilares: el respeto al pluralismo religioso, la paz y la libertad, y la condena de toda violencia. No me queda claro si esa autoridad religiosa mundial mandaría algo o no ¿si no puede mandar es autoridad? Dado el autor de la propuesta ¿no estará pensando en una autoridad que imponga a todas las religiones aceptar y bendecir el matrimonio homosexual?
     Parece ser que las diversas religiones debieran mantener un diálogo ecuménico no sólo sobre la fe, que sospecho a él le trae sin cuidado, sino especialmente con las organizaciones feministas ya que parece ser que las religiones tienen un problema con los derechos de las mujeres. Si a los líderes religiosos les queda tiempo y paciencia, tras aguantar a las feministas, deben trabajar conjuntamente en cuatro campos: juventud, medios, migraciones y educación, en los que ya trabaja y da ejemplo la gloriosa Alianza de Civilizaciones promovida por el profeta, aunque yo todavía no he visto resultado alguno de tales trabajos.
     Hace algunos años hubo políticos retirados, entre ellos recuerdo a Gorvachov y Carter, que también andaban en este tipo de propuestas de universalismo religioso sin religión. No sé si han seguido dando la tabarra con eso o lo han dejado, pero nuestro iluminado nacional vuelve a la carga.
     Me imagino que para los que no creen en ninguna religión, ni en Dios ni en cosa parecida es muy fácil adaptarse a unos principios políticos presentados como religiosos y una autoridad mundial en la materia; con no creer en la pseudoreligión que se inventan de la misma manera que no creen en ninguna religión de las existentes, todo arreglado. A mí, que soy un firme no creyente en materia deportiva, no me causaría problemas la creación de una autoridad deportiva mundial, vinculada a la ONU y la Alianza de Civilizaciones, que impusiese ciertas reglas comunes a todos los deportes, por ejemplo: que todos se jueguen con balón de fútbol, pero con la mano como en baloncesto, usando los jugadores patines como en hockey y guantes de boxeador. Creo que tendría la misma afición a estos deportes armonizados universales que a los actuales.
     Algunos hay que califican esta propuesta zapateril como una forma de materializar el Anticristo, otros de masónica (no veo incompatibilidad). Yo no sé qué calificación le irá mejor, pero que este tipo de disparates, que no vienen solamente de Rodríguez Zapatero, son peligrosos y pueden acabar siendo causa de persecución contra los católicos lo veo claro. Se empieza diciendo que hay que tolerar, respetar, convivir con todos; luego que eso que había que tolerar es igualmente bueno que cualquier otra cosa; se continúa exigiendo aprobar explícitamente lo que antes bastaba tolerar y se acaba discriminando y persiguiendo a los que dicen que unas cosas son buenas y otras malas, que hay verdad y error.

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