lunes, 16 de junio de 2014

¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!

     Gran parte de los católicos españoles son de una edad avanzada y se mueren a buen ritmo, los sacerdotes y el número de misas disminuye y, sin embargo, bastantes de ellas no incluyen su aplicación por un difunto en concreto, ningún fiel lo ha solicitado. De otras oraciones, limosnas o sacrificios en sufragio de los difuntos debe haber poquísimo, al menos por lo que llega a mis oídos. Cofradías dedicadas a los difuntos, capillas y hasta templos de bastante porte edificados especialmente para la oración en favor de las ánimas son un recuerdo.
     Hace menos de un siglo, cuando mi madre era niña, en su pueblo iban por todas las casas pidiendo dinero para abonar el estipendio de alguna misa a cada vecino que se moría. Las cantidades que aportaba cada uno eran tan pequeñas que a mi madre le parecía que no era necesario pedir a tantos, recorrer tantas casas, y preguntó a una mujer mayor la razón de ese proceder. Era, le explicó, con la esperanza de que siendo muchos los que aportasen dinero hubiese entre ellos alguno en estado de gracia; de ese modo la ofrenda sería grata a Dios y provechosa para el difunto.
     En aquella mujer, en aquel ambiente, no escaseaba el sentido del pecado ni de la necesidad de purificación. Pero ahora que todo el mundo es bueno; si no hay pecado o a lo sumo es una cosilla sin mayor importancia ¿para qué rezar por los difuntos? Para ayudarlos en su purificación ¿de qué?
     Un difunto es un vivo que ha pasado por la muerte. Si creemos que los vivos hemos de apartarnos del pecado, luchar contra él, obtener el perdón y, aun así, necesitamos purificarnos de sus secuelas, tiene lógica pensar que los difuntos puedan necesitar alguna purificación. Si creemos que en esta vida podemos ayudarnos unos a otros con la oración, tiene lógica pensar que podamos ayudar a los difuntos. Si se debilita la creencia en todo lo relativo a los vivos ¿qué pasará respecto a los difuntos?
     Para empeorar las cosas llevamos años y décadas aguantando funerales en que el difunto está en el cielo ¿para qué se celebra el funeral? e incluso resucitado, aunque sea funeral de cuerpo presente, y se han llegado a colar en el misal expresiones como “la humanidad entera entrará en tu descanso”.
     No debe extrañarnos que la tradicional atención a los difuntos, excelente combinación de fe y caridad, esté camino de la extinción: se atacan las creencias y prácticas relativas a los vivos, se propagan doctrinas falsas en lo que atañe a después de la muerte, añadamos un poquito de secularización, materialismo y ocultación de la muerte en nuestra sociedad y la receta está completa.
     Afortunadamente la Iglesia sigue incluyendo en cada misa una petición por todos los difuntos, porque corremos serie peligro de no recibir otro sufragio cuando muramos.
     De las indulgencias mejor no hablamos. ¿Recuerda la última vez que oyó predicar sobre ellas? No le falla la memoria, es que jamás se habla sobre el tema.

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