Los tres diáconos y el obispo ordenante. Los estragos de la edad en las cabelleras permiten identificar a cada diácono. |
La iglesia estaba llena por lo que hube de meterme en un rincón desde el que no vi casi nada. Solamente puedo contar de oído, que no de oídas.
La música digna, el coro bien y los fieles estuvieron muy bien en respuestas y cantos. Fue brillante la letanía de los santos con el pueblo cantando las respuestas, que sí sabía (comparado con esta la oración universal de las misas ordinarias es flojita). Estas misas con fieles que participan como es debido, que saben lo que hay que hacer en una misa, me encantan.
La homilía del obispo auxiliar no me pareció nada extraordinario pero estuvo bien y me gusta su forma de hablar, su tono.
Al final, el más joven de los diáconos leyó los agradecimientos de los ordenados; desde Dios Padre al portero del seminario no faltó nadie. En esta ordenación y la de presbíteros del pasado Pentecostés me parece que se está haciendo de los agradecimientos un genero demasiado convencional, largo y pesado.
Dios conceda a los nuevos diáconos un fecundo ministerio y que el próximo año puedan ser ordenados presbíteros de acuerdo con el itinerario de formación previsto.
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