sábado, 13 de septiembre de 2014

Crítica cinematográfica: “Boyhood. Momentos de una vida.”

     Ayer fui a ver la película “Boyhood”, a la que en España han añadido el subtítulo “Momentos de una vida” porque la traducción literal del título como “muchachez” o “puericia” sonaría rara y poco atractiva.
     Se trata de un ejercicio cinematográfico en que a lo largo de doce años se ha rodado con los mismos actores. Cada año se creaba un guión adaptado a las circunstancias de unas personas que iban creciendo, caso del protagonista que empieza con seis años y acaba yéndose a la universidad, o envejeciendo. Aunque la propaganda de la película habla de este rodar tantos años con los mismos actores como si fuese lo nunca visto y más genial hecho en la historia del cine, la verdad es que este tipo de cosas se han hecho bastantes veces y, en todo lo demás, esta película tampoco es nada extraordinario. No soy experto en cine, las películas me gustan o no me gustan, les encuentro cosas interesantes, hermosas, llamativas... o no se las encuentro; en esta no veo nada distinto de una producción industrialmente digna. Las palomitas de maíz me gustaron mucho, quizás por el tiempo que llevaba sin probarlas.
     En lo moral y religioso todos los personajes de cierta importancia pertenecen a este tipo de gente, que ahora abunda tanto en los países occidentales, carente de fe, convicciones, formación, interés... No sé si calificarlos de neopaganos, indiferentes, ateos prácticos o cualquier otra cosa. Me da lo mismo, las preocupaciones filosófico-religiosas de la película no dan como para una clasificación de exactitud entomológica.
     El peso de la película lo llevan el ya mencionado protagonista, su hermana algo mayor que él y sus padres, que como es de rigor en estos casos concibieron a la hija siendo adolescentes y están separados. En los doce años que dura la acción la madre se casa y divorcia dos veces, en ambos casos con hombres demasiado aficionados a la bebida, cosa que ella también es; el padre después de mucho dando tumbos acaba casándose con una jovencita con la que tiene otro hijo; y los hijos, a juego con sus padres y la formación no recibida, van deslizándose hacia el alcohol, la marihuana y la licencia sexual. Todo normal y esperable con los principios sentados.
     Como momentos de un contenido moral, religioso o filosófico explícito recuerdo cuatro:
     - Cuando la hija cumple quince años el padre le pide que no se quede embarazada y, para ello, le recomienda dos métodos: El primero es no mantener relaciones sexuales, pero afirma que ese método no les fue bien a él y a la madre de la cría, así que le recomienda insistentemente un segundo método consistente en poner preservativo a su novio. Bueno, si consideramos que en toda la película no se recomienda ni menciona el aborto hasta podemos acabar con cierta sensación de alivio.
     - Luego vienen dos escenas cuando el que cumple quince años es el protagonista y le hacen fiesta en casa de los segundos suegros (de alguna manera hay que denominarlos) del padre. Estos son protestantes típicos del medio oeste y le regalan una biblia, además de acudir toda la pseudofamilia a la predicación de un pastor, que curiosamente habla sobre la aparición de Nuestro Señor a Tomás y la confesión de fe de este. El muchacho, ampliamente ajeno a todas esas cosas, para por esos dos trances muy educadamente, aunque no aprecie en lo más mínimo ni libro ni predicación.
     - Poco después el padre pide a sus hijos mayores que asistan al bautizo del nuevo, el nieto de los protestantes típicos. El hijo expresa cierto horror a la posibilidad de estar bautizado y la hija lo acompaña con el gesto, pero el padre los tranquiliza diciéndoles que jamás se ha preocupado por sus almas. Soy consciente de que muchos padres en la sociedad en que vivo se ocupan solamente de lo corporal, terrenal y temporal de sus hijos, pero que lo digan así de crudo no es habitual; suena duro.
     - Cerca del final, cuando el protagonista va a iniciar una vida independiente, se marcha a la universidad y se pagará él los estudios, pregunta a su padre ¿de qué va esto? El padre reconoce no tener ni idea pero que a veces se pasa bien. En un par de frases la película explicita la falta de sentido de la existencia en que se hallan sus protagonistas. Cinematográficamente no está mal. Ignoro los motivos del padre para pasarlo bien pues su vida es bastante lamentable hasta en lo económico.
     La película tuvo el mérito de no hacérseme larga pese a superar las dos horas pero para ver vidas desastradas, en términos muy similares a los de “Boyhood”, y calidades similares tenemos montones de ofertas de películas y series en televisión, y sin pagar entrada.
     Nota interpretativa: Aunque al escribir hablo de matrimonio y cuanto lleva asociado: marido, suegros... hay que entender todas estas denominaciones en sentido analógico pues no resulta fácil saber qué situaciones son de matrimonio, cuales de concubinato y cuales de adulterio. En la película ni siquiera logré saber si los padres del protagonista se habían casado o todo el tiempo que convivieron lo hicieron en concubinato.

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