lunes, 1 de septiembre de 2014

Van de mentira diabólica en mentira diabólica

     Por segunda vez en unos meses he leído que los ultraabortistas de la más estricta observancia, en Estados Unidos pero todo lo malo acaba llegando a España, están cambiando su táctica de negar que los no nacidos sean personas humanas a afirmar que lo son pero está muy bien el matarlos.
     Hemos oído muchas veces a los partidarios del aborto decir que en el aborto se elimina una masa de células o un tejido, que no se es persona hasta el nacimiento, o hasta la formación del sistema nervioso o hasta poder establecer relaciones sociales con los demás. Con semejante nivel científico no es extraño que cierta ministra española, de dudosa altura intelectual, llegase a decir que el no nacido es un ser vivo pero no humano (su nivel no llegaba para aclararnos si la biología del que se halla en el seno de una mujer es ovina, canina o porcina). En esta línea vino el invento abortista del preembrión, cosa cuya necesidad y utilidad científica jamás vio biólogo ni embriólogo alguno, pero que los abortistas introdujeron para deshumanizar, todavía más, durante un periodo a los no nacidos.
     Esta negación del carácter humano del no nacido e incluso del recién nacido para cubrir los nacimientos acompañados o seguidos de infanticidio, piénsese en el aborto por nacimiento parcial que muy bien puede acabar convertido en total, ha solido venir acompañada de cierta condescendencia hacia las madres que débiles, hormonalmente programadas o culturalmente condicionadas sentían reparo en matar a sus hijos. Muchos abortistas reconocían que el aborto es una decisión difícil para la mujer, un trauma, hasta una tragedia y en ello veían motivo para dar a las madres todavía más facilidades para abortar a la vez que lo usaban para decir que las mujeres que abortan no lo hacen frívolamente sino por motivos de mucho peso, con muy viva conciencia de lo que hacen y de forma muy responsable.
     Pero “los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz” Lc 16,8 y algún problema deben haber percibido en sus argumentos los ideólogos del aborto y demás coartadas y absurdas que lo acompañan, como los derechos reproductivos. Hay quien especula que dan por imposible sostener el carácter no humano de los no nacidos; las evidencias científicas y las simples fotografías, cuya difusión no pueden impedir los abortistas, de fetos abortados e incluso troceados pero con aspecto humano más que evidente, hacen increíble para cualquiera que no tenga el cerebro lavado a fondo la negación del carácter humano de los no nacidos. No nos metamos en el aspecto más metafísico de la persona, su trascendencia, etc. basta el aspecto externo, lo más sensible y hasta sensiblero y, a todo lo más, el dictamen de la ciencia biológica para poner muy difícil negar la humanidad de los no nacidos.
     La nueva mentira que proponen los abortistas comienza por admitir la verdad del carácter humano de los no nacidos afirmando a continuación que matarlo no tiene nada de malo. "Sí, es un niño, y sí, vamos a matarlo" es una fórmula típica de empleado de matadero de no nacidos adicto a la nueva mentira. Algún teórico afirma que la vida comienza con la concepción, pero en ello no ve obstáculo alguno para el aborto pues no todas las vidas son iguales, la que vale es la de la mujer en cuyo cuerpo reside el feto, lo que vale es lo que la mujer portadora quiere, le conviene o le apetece. Reconoce que el hijo en el seno materno es una entidad autónoma y carece de sentido catalogar como vida humana solamente la que esta destinada a nacer o la que ya es viable fuera del útero; hay que aceptar el aborto a ciencia y conciencia de que se elimina a un ser humano: "Y que eso deje de amargar a quienes defendemos una libertad reproductiva sin límites".
     El nuevo abortismo insiste en negar que el aborto sea una decisión difícil para la madre o cualquier otra sensiblería por el estilo. Es una decisión práctica, muchas veces la mejor para los planes de la madre. Calificar la decisión de abortar de difícil justifica que se tomen medidas protectoras de las madres, que acaban siéndolo también de los hijos, es reconocer que hay algo que considerar sobre el hijo, que tiene algún valor y, quizás, hasta derechos.
     Este combinar con tanto desparpajo humanidad del no nacido y aborto utiliza como apoyo otra vía que los abortistas llevan años explotando, la de los derechos reproductivos, el conjuro de la salud sexual y reproductiva. No sé si habrá cierta contradicción entre esta vía y la de "sí, es un niño, y sí, vamos a matarlo" pues la lógica de estos derechos y salud deja bastante de lado la existencia de algo distinto a la mujer a la que invita a considerar como una hembra con capacidad reproductora que no produce nada digno de consideración.
     ¿Qué son más diabólicas, las mentiras tradicionales de los abortistas o las nuevas que están introduciendo? La antigua doctrina parte de negar una evidencia, el carácter humano de los no nacidos, para sacar después la conclusión lógica: se les puede matar. La nueva mentira parte de admitir la verdad, por lo menos en su aspecto biológico, de que nos hallamos ante seres humanos para después meternos la gigantesca mentira de que a esos seres humanos se les puede matar a capricho. Me parece que el nuevo abortismo es todavía más perverso que el anterior, pero tampoco voy a disputar por esto, no voy a defender a unos discípulos de Satanás frente a otros ¡qué se peleen entre ellos!
     Las mentiras se desgastan, las teorías se pasan de moda, lo que una generación se traga acríticamente puede producir risa u horror a la siguiente. ¿Qué pasará cuando el nuevo abortismo se vuelva viejo y amplios sectores sociales vean lo inaceptable de matar inocentes? ¿Inventarán algo nuevo, volverán a las antiguas justificaciones o habrá un rechazo generalizado del aborto? No debemos minusvalorar la capacidad de Satanás para promover la creación de nuevos embustes y a los teóricos del aborto les cuadra como un guante lo que el Señor dijo a ciertos judíos refractarios a sus enseñanzas: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo porque es mentiroso y padre de la mentira.” Jn 8,44 Mentira y homicidio juntos, lo que le gusta a Satanás y lo que hay en el aborto de la forma más literal, pero quizás Dios tenga misericordia de la humanidad humillada por tanto error y crimen y no permita la creación de nuevos engaños. ¡Así lo haga como mejor convenga a su gloria! Si la sangre de Abel clamaba ¡cuánto será el clamor de la de las víctimas del aborto!

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