viernes, 11 de abril de 2014

El adulterio es lo que es y no lo vamos a cambiar

     El mismo y único Dios que dijo “No cometerás adulterio.” (Ex 20,14) añadió “Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio, y el que se casa con una repudiada por su marido comete adulterio.” (Lc 16,18) ¿Se puede ser más claro?
     Pero nuestra condición pecadora siempre busca retorcer los designios de Dios “Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés...” (Mt 19,8) y “No basta considerar el problema solo desde el punto de vista y de la perspectiva de la Iglesia como institución sacramental. Necesitamos un cambio de paradigma y debemos -como ha hecho el buen Samaritano- considerar la situación también desde la perspectiva de quien sufre y pide ayuda.” (Cardenal Walter Kasper). Si San Esteban levantara la cabeza podría repetirnos “¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres.” (Hch 7,51)
     El Cardenal Kasper ha escrito y, lo que es peor, leído ante el Papa y otros cardenales unas consideraciones sobre la situación de un tipo particular de adúlteros: los casados como Dios manda, divorciados ante el ídolo estatal y nuevamente casados ante el mismo. Siguiendo la versión ofrecida por http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=34260 el Cardenal ofreció a sus oyentes en una reunión, de finales de febrero de 2014, preparatoria del próximo Sínodo, una serie de perlas de las que enumero tres apartados.

    1ª. “...algunos divorciados vueltos a casar están convencidos subjetivamente, en conciencia, que su precedente matrimonio, irremediablemente roto, no ha sido nunca válido. […] Según el derecho canónico, la valoración es tarea de los tribunales eclesiásticos. Al no ser estos "iure divino" […] Como alternativa, se podría pensar que el obispo pueda confiar esta tarea a un sacerdote con experiencia espiritual y pastoral, como el penitenciario o el vicario episcopal.”
     Si toda institución, trámite o lo que sea no establecidos directamente por Dios nos los podemos saltar como nos dé la gana y hacer lo que queramos en lo público (el matrimonio lo es), pretextar que nuestra conciencia esto y lo otro para casarnos y divorciarnos las veces que queramos o cualquier otra cosa (creo que Enrique VIII de Inglaterra pretextó que su matrimonio con Catalina de Aragón no había sido válido porque no había dado su consentimiento interno) arreglados estamos. Pero, en fin, dado que los cardenales no son “iure divino” me tomaré lo que dice este a beneficio de inventario.
     Si sustituimos los tribunales eclesiásticos por sacerdotes con experiencia espiritual y pastoral ¿estos sacerdotes tendrían que juzgar y decidir en base a pruebas o lo harían arbitrariamente? Si se basan en pruebas hemos cambiado el nombre de “tribunal” por el de “sacerdote con experiencia nombrado por el obispo”, si decide a capricho, o únicamente por lo que le dice el interesado estamos cambiando el nombre de “divorcio” por el de “solución pastoral para los convencidos subjetivamente...”. Seamos serios.
     El mismo Cardenal Kasper reconoce “Sería equivocado buscar la solución del problema solo en una generosa ampliación del procedimiento de nulidad del matrimonio. Así se crearía la peligrosa impresión de que la Iglesia procede de manera deshonesta concediendo lo que en realidad son divorcios.” Pero su anterior proposición lleva inevitablemente a la admisión del divorcio. Seamos serios.

     2ª. “A un divorciado vuelto a casar: 1. si se arrepiente de su fracaso en el primer matrimonio, 2. si ha aclarado las obligaciones del primer matrimonio y si ha excluido de manera definitiva volver atrás, 3. si no puede abandonar sin otras culpas los compromisos asumidos con el nuevo matrimonio civil, 4. si se esfuerza en vivir al máximo de sus posibilidades el segundo matrimonio a partir de la fe y educar a sus hijos en la fe, 5. si desea los sacramentos como fuente de fuerza en su situación, ¿debemos o podemos negarle, después de un tiempo de nueva orientación, de "metanoia", el sacramento de la penitencia y después el de la comunión?”
     “Esta posible vía no sería una solución general. No es el camino ancho de la gran masa, sino el estrecho de la parte probablemente más pequeña de los divorciados vueltos a casar, sinceramente interesada en los sacramentos. ¿No es necesario tal vez evitar lo peor precisamente aquí? Efectivamente, cuando los hijos de los divorciados vueltos a casar no ven a sus padres acercarse a los sacramentos, normalmente tampoco ellos encuentran el camino hacia la confesión y la comunión. ¿No tendremos en cuenta que perderemos también a la próxima generación y, tal vez, también a la siguiente? ¿Nuestra praxis consumada, no demuestra ser contraproducente?”
     La mezcolanza de cosas, la desfiguración de la “metanoia”, que para los que no sabemos griego significa algo así como rectificar lo mal hecho y volver la buen camino, por lo menos arrepentirse y tratar de obrar en consecuencia, y la afirmación práctica de que “el fin justifica los medios” me resulta de lo más intragable.
     El Cardenal plantea un sujeto que se arrepiente del fracaso de su primer matrimonio, el de verdad, pero que excluye de manera definitiva el arreglarlo ¿qué tipo de conversión, metanoia o lo que sea es esa? He pecado y me reafirmo en no poner remedio ¡curioso! Se esfuerza en vivir al máximo su adulterio a partir de la fe. ¡Ole, ole y olé, vivencia del adulterio desde la fe! Y desea los sacramentos, mucho, muchísimo, pero no tanto como para dejar de vivir en adulterio. Tampoco será tanto el deseo, digo yo.
     Para rematar, como sería un mal ejemplo para los hijos el que los padres no se acerquen a los sacramentos, que se acerquen, que los reciban indignamente. ¡Educación católica mediante el sacrilegio! Para no perder la siguiente generación ¿educarla en semejante confusión es ganarla? cualquier medio es aceptable.

     3ª. El Cardenal Kasper se extiende en consideraciones sobre prácticas de los primeros tiempos de la Iglesia, no siempre bien conocidas ni interpretadas, prácticas de las Iglesias ortodoxas (copiemos de ellas el respeto por la liturgia y no sus desviaciones en materia matrimonial) y algunas otras cosas que no veo se puedan contraponer a la claridad de la doctrina que tenemos en la Iglesia, depurada bajo la guía del Espíritu Santo y pacíficamente asumida por pastores y fieles durante siglos. Sí, los pecadores siempre estamos tratamos de retorcer las cosas, pero los mejores y más sinceros hijos de la Iglesia siempre han reconocido que Cristo tiene razón, también en materia de matrimonio.

     Por divina misericordia la Santa Iglesia Romana tiene cardenales con las ideas más claras, más conformadas con el designio de Dios sobre le matrimonio, y algunos han dado su opinión sobre lo dicho por Kasper.

     El Cardenal Müller, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, suavemente, según http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=20166, contradice a Kasper con la siguiente afirmación: “La idea de que la doctrina puede ser separada de la práctica pastoral de la Iglesia se ha convertido en habitual en algunos círculos. Esto no es ni ha sido nunca la fe católica.” y sigue haciendo consideraciones sobre la relación personal con Cristo que abarca nuestra mente y todos los aspectos de nuestras vidas. ¡Claro! Creer uno y hacer otro es lo que toda la vida hemos llamado pecado.
     Por si lo anterior dejaba dudas el Cardenal Müller concreta sobre matrimonio y eucaristía: “Primero, la enseñanza de Cristo y su Iglesia es clara: un matrimonio sacramental es indisoluble. Segundo, las personas cuyo estado de vida contradice la indisolubilidad del matrimonio sacramental no pueden recibir la Eucaristía. Tercero, los pastores y las comunidades parroquiales están llamados a apoyar a los fieles que se encuentran en esa situación con «solícita caridad».” Amén, Señor Cardenal.
     Y añade una advertencia para los que se fían más de lo que dicen los medios de comunicación, habitualmente hostiles a la Iglesia, que de lo que pueden leer en los evangelios: “En particular, los medios seculares malinterpretan a menudo a la Iglesia. Desgraciadamente, aplican el modo de pensar del ámbito de la política a la Iglesia. [...] Si los medios de comunicación ha creado expectativas erróneas, entonces estamos ante algo lamentable.”

     El Cardenal Burke, quizás ha sido más directo, más franco y menos elíptico. Según http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=20311 ha hecho declaraciones en que contradice a Kasper citándolo nominalmente.
     “Aquí no estamos hablado de una verdad que se haya ido desarrollando con el tiempo, estamos hablando de la propias palabras del mismo Cristo en el Evangelio, en el que enseñó, y eso nadie lo discute, la indisolubilidad del matrimonio.”
     “Hay muchas dificultades con el texto del Cardenal Kasper, lo he dicho y lo digo abiertamente, y confío en que, durante los próximos días, a medida que ese texto se va usando más y se está convirtiendo en un banderín de enganche para personas que creen erróneamente que la práctica de la Iglesia en este sentido podría cambiar. Confío en que el error de este texto vaya quedando cada vez más claro.”
     Estoy de acuerdo con Su Eminencia: “el error de este texto”. El texto del Cardenal Kasper es claramente erróneo, contrario a las enseñanzas de Cristo.

     El Cardenal Caffarra, Arzobispo de Bolonia, tritura el texto de Kasper. Según http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=34505, concedió una entrevista bastante larga, demasiado para comentarla toda aquí, que es una delicia. Entresacando algunas cosas:
     “Cuando le preguntaron a Jesús bajo qué condiciones era lícito el divorcio, de la licitud como tal no se discutía en aquel tiempo, Jesús no entra en la problemática casuística de la que nacía la pregunta, sino que indica en qué dirección se tiene que mirar para entender qué es el matrimonio y, en consecuencia, cuál es la verdad de la indisolubilidad matrimonial.”
     Eso, más ir a los fundamentos y menos presentación de casos lacrimógenos.
     “Me asombra que alguien diga que la Humanae Vitae crea confusión. ¿Qué quiere decir? Pero, ¿conocen el fundamento que, de la Humanae Vitae, hizo Juan Pablo II? Quiero añadir una consideración. Me maravilla profundamente el hecho de que, en este debate, tampoco eminentísimos cardenales tengan en cuenta las ciento treinta y cuatro catequesis sobre el amor humano. Jamás ningún Papa había hablado tanto de esto. Ese Magisterio es ignorado, como si no existiera.”
     Está claro que para Caffarra el Cardenal Kasper escribe obviando el magisterio del Beato Juan Pablo II.
     “Una gran cadena televisiva estadounidense ha llevado a cabo una encuesta en comunidades católicas diseminadas en todo el mundo. El resultado es una realidad muy distinta de las respuestas al cuestionario registradas en Alemania, Suiza y Austria. Un único ejemplo. El 75 por ciento de la mayor parte de los países africanos es contrario a la admisión de los divorciados vueltos a casar a la Eucaristía.”
     “Repito nuevamente: ¿de las expectativas de quién estamos hablando? ¿De las de Occidente? ¿Es, por tanto, Occidente el paradigma fundamental en base al cual la Iglesia debe anunciar? ¿Estamos aún en ese punto? Escuchemos un poco también a los pobres.”
     Desde luego que Occidente no es modelo de nada bueno en materia moral, Alemania, Suiza y Austria no son precisamente el ombligo de la Iglesia. Y para esos que andan siempre con la opción preferencial por los pobres, o con que los pobres nos evangelizan, etc. ¡toma visión doctrinal de los pobres!
     “¿Y la educación a la afectividad de los adolescentes, de los jóvenes? ¿Qué pastor de almas habla todavía de castidad? Por lo que yo sé, hay un silencio casi total, desde hace años.”
     Yo diría silencio estruendoso.
     A la propuesta de que los adúlteros, tras un periodo de penitencia, puedan acceder a la eucaristía y seguir siendo adúlteros Caffarra pone muchas objeciones, y todas de peso, pero baste de muestra esto “¿qué pasa con el primer matrimonio? Pero nadie responde.”
     Eminencia, no responden a esta pregunta clave porque no pueden, se pillarían los dedos si lo hiciesen, quedaría de manifiesto el disparate y la contradicción de los laxistas. Están tan pillados como aquellos sacerdotes y ancianos a los que el Señor preguntó “El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?” (Mt 21,25)
     “La indisolubilidad matrimonial es un don que Cristo hace al hombre y a la mujer que se desposan en Él. Es un don; no es, ante todo, una norma que es impuesta. No es un ideal al que deben tender. Es un don y Dios no se arrepiente nunca de sus dones.”
     Lo de siempre, Dios es fiel, somos nosotros con nuestro pecado los que estropeamos las cosas y, por tanto, somos nosotros los que tenemos que cambiar.
     “En el caso del divorciado vuelto a casar, la Iglesia dice: “Este es el mal: el rechazo del don de Dios, la voluntad de romper el vínculo puesto en acto por el Señor mismo”. La Iglesia perdona, pero con la condición de que haya arrepentimiento. Pero el arrepentimiento en este caso significa volver al primer matrimonio.”
     “No es serio decir: estoy arrepentido, pero me quedo en el mismo estado que constituye la ruptura del vínculo, de la cual me arrepiento.”
     Exactamente lo contrario de dos de los puntos del Cardenal Kasper en su caso lacrimógeno: “1. si se arrepiente de su fracaso en el primer matrimonio, 2. si ha aclarado las obligaciones del primer matrimonio y si ha excluido de manera definitiva volver atrás.”
     El Cardenal Caffarra remata: “Le aseguro que me siento mal cuando tomo nota, en estas semanas de discusión, del silencio que ha calado sobre la grandeza de esposas y esposos que, abandonados, han permanecido fieles.”
     A la grandeza de los santos tenemos que mirar, no a las pequeñeces de los pecadores.

     No quisiera que toda esta parrafada, más de dos mil palabras, dejase una impresión de ambigüedad en el lector “Pero el autor ¿qué piensa de todo este asunto?” Pues que el matrimonio rato y consumado es indisoluble, la unión de alguno de los cónyuges con otra persona es adulterio, y antes pasaran el cielo y la tierra que un adúltero pueda comulgar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios son leídos antes de publicarlos.