domingo, 4 de mayo de 2014

De Paolis defiende el matrimonio y la eucaristía

     El Cardenal Velasio De Paolis ha pronunciado una conferencia el 27-3-2014 en la ceremonia de inauguración del año judicial del tribunal eclesiástico regional de Umbría en Perugia. En ella defendió la santidad del matrimonio y de la participación en la eucaristía frente a los que pretenden convalidar el adulterio instrumentalizando para ello la recepción sacrílega del Cuerpo de Cristo.
     El original italiano se puede encontrar en http://www.tribunaleecclesiasticoumbro.it/index.php?option=com_content&view=article&id=129&Itemid=110 y traducción española en http://quenotelacuenten.verboencarnado.net/?p=650
     Otros cardenales: Müller, Burke y Caffarra, al menos estos tres, han destruido los argumentos del Cardenal Kasper en su lamentable intervención del pasado mes de febrero sobre la posibilidad de la comunión de los divorciados vueltos a casar. El Cardenal Velasio De Paolis hace lo mismo de manera mucho más profunda y extensa, más de catorce mil palabras en la traducción española. Aborda el asunto desde muchas perspectivas y todas convergentes, la verdad es una y Dios es coherente, en la imposibilidad de que se pueda acceder a la sagrada comunión desde situaciones objetivas de pecado mortal.
     Las doctrinas que el Cardenal De Paolis expone sabiamente son absolutamente tradicionales, cualquiera las entiende y cualquiera puede llegar a las mismas conclusiones, aunque sea con menor nivel teológico, leyendo cualquier catecismo católico. Entonces ¿por qué tantas vueltas con los divorciados vueltos a casar? ¿qué tienen que les diferencie de otros pecadores para que llevemos años aguantando la tabarra sobre ellos? También podría haber altos dignatarios eclesiásticos proponiendo que puedan comulgar los que viven habitualmente de la delincuencia, políticos corruptos incluidos, los que viven inmersos en placeres ilícitos, los que desprecian la doctrina de la Iglesia y la sustituyen por la suya propia con el mayor descaro y, en general, todos los que llevan una vida de pecado grave. Pero la mayoría de estos otros pecadores no tienen defensores, debe ser que no han formado un grupo de presión suficientemente potente, que no han sabido presentar su caso de forma suficientemente lacrimógena o algo así.
     Puede que en su conferencia el Cardenal nos dé una buena pista: “De hecho, el diálogo con el mundo se ha transformado en adaptación, y tal vez ha comportado una cierta mundanización y secularización de la Iglesia, que ha terminado por no tener un lugar suficiente en la cultura actual ni fuerza en el trabajo de penetración de su mensaje. Esto ha llevado a una crisis al interno de la Iglesia misma.” ¡Claro, la secularización interna! Muchos toman lo que ocurre en el mundo no como datos a tener en cuenta en nuestra vida, generalmente para llevarle la contraria, sino como una especie de superrevelación que anula toda Tradición, Escritura y hasta la mera racionalidad.
     ¿Qué disparates tienen más defensores dentro de la Iglesia? Ya he dicho que no la corrupción política, tampoco el maltratar mujeres ni el envenenar los ríos; esas son cosas que están muy mal vistas en la prensa, que los políticos en el poder maldicen aunque no pocos las practiquen. Seguramente el disparate con más partidarios es el relativo al adulterio y su convalidación mediante la recepción de la eucaristía; le siguen el aborto y la aceptación de las relaciones homosexuales. Estas tres conductas claramente pecaminosas tienen en común su aceptación por el mundo, aceptación creciente pero por orden.
     El pecado que más tiempo lleva implantado en la legislación de muchos países occidentales es el adulterio sobre la base de sucesivos divorcios y casamientos, divorcios que pueden destruir más de la tercera parte de los matrimonios. Se aprueban y aplican con toda soltura leyes para disolver rápidamente los matrimonios y repartir los ingresos, la casa, el perro, los hijos. Los partidarios de mundanizar la Iglesia, de rendirse al mundo y al Príncipe de este mundo, llevan más tiempo asimilando este mal del adulterio, lo tienen más asumido y presionan más para que la Iglesia lo acepte.
     El aborto y las relaciones entre personas del mismo sexo se han consagrado en las legislaciones más recientemente, aunque en algunos países el aborto ya se aproxima al siglo y el reconocimiento de las uniones homosexuales a las décadas. Ya tenemos en la Iglesia clérigos y laicos con ideas muy poco católicas al respecto, desde alguna monja que justifica las uniones homosexuales en base a la Santísima Trinidad ¡ya es gana de blasfemar y mundanizarse! hasta algún sacerdote que paga abortos con bastante indulgencia de su obispo. Nuevamente tenemos la superrevelación que nos llega a través de la mayoría de los medios y los grupos de presión.
     Para dialogar con el mundo y no caer en las vergonzosas adaptaciones, rendiciones y hasta entregas entusiastas al enemigo que estamos viendo hay que seguir el ejemplo de los santos. San Juan Bautista decía al mundano Herodes que no le era lícito tener la mujer de su hermano, todo el mundo lo entendía y hasta Herodes lo escuchaba con gusto (Mc 6,18-20). Le acabaron cortando la cabeza, pero eso es un detalle sin importancia.
     El análisis que hace el Cardenal De Paolis en su conferencia, animo a leerla, es mucho más profundo y extenso de lo que pueden sugerir estas líneas mías; cada uno llega donde llega.

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