miércoles, 28 de mayo de 2014

La tabarra con el celibato sacerdotal

     A la vuelta de su viaje a Tierra Santa el Papa Francisco en respuesta a una pregunta dijo, según http://www.news.va/es/news/encuentro-del-papa-con-los-periodistas-volviendo-d
     La Iglesia católica tiene sacerdotes casados, ¿no? Los católicos griegos, los católicos coptos, ¿no? Hay sacerdotes casados en el rito oriental. Porque el celibato no es un dogma de fe: es una regla de vida que yo aprecio tanto y creo que es un don para la Iglesia. No siendo un dogma de fe, está siempre la puerta abierta: en este momento no hemos hablado de esto, como programa, al menos en este tiempo. Tenemos cosas más fuertes que emprender. Con Bartolomé este tema no es tocado, porque, de verdad, es secundario en las relaciones con los ortodoxos, en este sentido.
     Al responder sobre la marcha una pregunta es fácil que cometamos algún error, imprecisión o nos salga alguna frase ambigua. Nada de eso. El Papa dice con toda claridad que el celibato no es un dogma, es un don, y como no es un dogma se puede cambiar la norma y siempre se ha podido cambiar, pero no tiene previsto cambiarla. Así lo entiendo yo y no veo de donde se puede sacar que el Papa ha cambiado la doctrina, o la norma o que piensa cambiarla.
     En la prensa han aparecido titulares como:
     “El Papa abre la puerta a que los curas se puedan casar.” Si lo miramos por el dogma no puede abrir una puerta que nunca estuvo cerrada, si lo miramos por la disciplina no veo que haya sacado ni piense sacar una norma según la cual los que ya son sacerdotes se puedan casar.
     “El papa Francisco deja la puerta abierta a que los curas se puedan casar.” Este, por lo menos, reconoce que la puerta está como estaba, el Papa no la ha movido.
     “Papa Francisco deja la puerta abierta a eliminar el celibato de los curas.” Parece más radical que los anteriores, el Papa poco menos que prohibiría que los sacerdotes sean solteros.
     “Papa Francisco: La puerta al matrimonio de los sacerdotes está siempre abierta.” Otro autor de titulares que no se aclara mucho, si tan abierta está ¿por qué no se pueden casar los sacerdotes, ni los occidentales ni los orientales?
     Dada la obsesión del mundo laicista con el celibato sacerdotal basta que el Papa hable algo de él, aunque sea para decir que todo va a seguir igual, para que se alborote y empiecen a soñar con bodas. Tampoco están muy duchos en distinguir entre la ordenación de hombres casados, normal en las iglesias orientales, y la posibilidad de que los sacerdotes se casen, vetada en toda la Iglesia de Oriente a Occidente.
     Con este no distinguir sus obsesiones de la realidad hay periodistas que incluyen en el cuerpo de la noticia cosas como “Francisco abrió así la vieja aspiración de un sector de la Iglesia para que los curas puedan casarse y tener hijos sin verse obligados a abandonar el ministerio sacerdotal.” Otro que confunde ordenar casados con casarse los ordenados. Además ¿abrió, qué abrió? Todo sigue igual que antes de la entrevista en el avión.
     Pero a todo hay quien gane. Algunos dan por hecho el matrimonio de los sacerdotes así que avanzan en el mismo párrafo la bendición eclesiástica del divorcio: “Como también la de integrar a los nuevos modelos de familia, como los separados vueltos a casar, un colectivo muy numeroso sobre el que el próximo sínodo de la familia tendrá que debatir y llegar a soluciones.”
     El ponerse en plan erudito y hacer como que se conoce la historia de la Iglesia queda muy bien cuando se tratan estos temas disciplinares. En los diversos artículos de prensa aparecen varias escuelas historiográficas de las que entresaco dos:
     Escuela tridentina: “... un grupo de 26 mujeres, que dijeron relaciones sentimentales con “curitas”, le pidieron al sumo pontífice que se abriera al tema, porque ellas habrían sufrido mucho por ésta prohibición, que fue establecida por el Concilio de Trento en 1545.”
     Escuela lateranense: “En la Iglesia Católica de rito latino, el celibato eclesiástico, es decir, la renuncia al matrimonio y la promesa de castidad, es obligatorio para los sacerdotes desde el II Concilio de Letrán, en 1139.”
     Una de las contradicciones de muchos de los que tanto afán ponen en que se casen los sacerdotes son gente que está en contra del matrimonio, que les da lo mismo casados, que divorciados, que arrejuntados, que del mismo o distinto sexo y, por supuesto, ni por lo más remoto reconocen sacramentalidad ni sacralidad alguna al matrimonio canónico. Con tal de fastidiar a la Iglesia se vuelven fervorosos partidarios del matrimonio, pero solo del de los curas, que si por ellos fuese serían los únicos que se casasen.
     También hay prensa con un conmovedor interés por que los sacerdotes puedan tener hijos, estando a favor de toda anticoncepción y aborto. Curioso.
     Por si algún católico de buena fe piensa que el admitir el matrimonio de los sacerdotes, o el ordenar a hombres casados, es la solución a todos los problemas le ofrezco unas consideraciones poco espirituales pero muy prácticas.
     El sacerdote casado tendría un sueldo bastante bajo, porque la Iglesia no tiene dinero para más, no tendría posibilidades de promoción ni mejoras laborales a lo largo de su carrera, como son corrientes en muchos trabajos; tampoco podría cambiar de empresa. Dependería del obispo en sus destinos sin apenas margen de elección, sin traslados a voluntad como muchos funcionarios públicos. La esposa del sacerdote habría de llevar una vida acorde con la condición de su marido, nada de frivolidades y ligerezas. ¿Los hijos? Digo yo que en ese aspecto el matrimonio habría de ser ejemplar y sería normal que tuviese unos cinco hijos, aunque en esto puede haber menos o mucho más.
     En esta España de nuestros pecados ¿cuántas mujeres querrían casarse con este panorama? ¿alguien piensa que se formará cola de hombres casados acompañados de sus esposas o solteros con sus novias formales para solicitar la ordenación? Reconozco que mi fe no es tan grande.

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