sábado, 11 de octubre de 2014

Seguimiento del Sínodo sobre la familia (V)

     El día 9 de octubre empezó, como de costumbre, con la homilía de la Hora de Tercia, esta vez a cargo del obispo de Xai-Xai en Mozambique. Tomó la idea de que el Libro de la Sabiduría fue escrito para mantener en la fe a los judíos de la diáspora ante el contacto con el paganismo, para mantenerlos en la revelación recibida por sus padres, y dijo que debemos seguir la sabiduría bíblica en nuestro contacto con un mundo globalizado para mantener la fe y no caer en una vida completamente pagana.
     Después hubo que dedicar el inicio de la sesión matutina a terminar con la lista de oradores pendientes del día anterior, tras lo cual el Cardenal Vingt-Trois introdujo el tema de la mañana “los desafíos pastorales en relación con la apertura a la vida”. Dijo, con todo acierto, que en este asunto se tocan aspectos muy íntimos en los que surgen diferencias sustanciales entre una visión cristiana y una visión secularizada. Habló del problema que, en la práctica sacramental, suponen las parejas que no tienen por pecado el uso de métodos anticonceptivos por lo que no se confiesan de ello.
     A continuación presentó su testimonio un matrimonio brasileño que habló sobre la sexualidad en el matrimonio y la transmisión de la vida. Denunciaron que la mayoría de los matrimonios católicos no se limitan a utilizar métodos naturales de regulación de la natalidad, sino que no tienen inconveniente en usar métodos anticonceptivos, que los confesores no suelen objetar a tales prácticas y que en los sermones y otras ocasiones no se insiste en la doctrina de la Humanae Vitae.
     Más dura es la denuncia que contiene el siguiente párrafo de los esposos brasileños: “Santo Padre, padres sinodales, señoras y señores, ¡si por lo menos las parejas encontrasen luz y apoyo junto al clero ya sería un gran estímulo! A menudo los consejos contradictorios agravan su confusión. Le pedimos se dé prisa el magisterio en dar a los sacerdotes y a los fieles las grandes líneas de una pedagogía pastoral que ayude a adoptar y cumplir los principios enunciado por la Humanae Vitae.” Estos esposos tienen más razón que santos. Mucho del derrumbe moral en este terreno es culpa de sacerdotes y sus consejos perversos.
     Según la reseña oficial de la sesión matutina, en la continuación de las intervenciones pendientes del día anterior, se ha vuelto sobre el tema de la comunión de los adúlteros. Se reafirmó la indisolubilidad del matrimonio sin fisuras y hubo insistencia en considerar casos individuales de acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar, distinguiendo cosas como si la persona ha abandonado a su cónyuge o ha sido abandonada. Se argumentó que la pastoral no debe ser de todo o nada sino misericordiosa, lo que de entrada me suena bien pero pienso yo: comulgar o no comulgar es cosa de todo o nada, vivir en una situación objetiva de pecado o no vivir en ella es cosa de todo o nada (aunque todo tengamos mucho que necesita ser perdonado), ir al Cielo o al Infierno es cosa de todo o nada.
     También se habló de los casos de concubinato, más por razones económicas y sociales que de rechazo a las enseñanzas de la Iglesia, y de la imposibilidad del matrimonio entre personas del mismo sexo subrayando la necesidad de un enfoque respetuoso y que no discrimine a los homosexuales.
     Me parece que aquí están algo fuera de la realidad los padres sinodales. El problema en muchos países no es el respeto y no discriminación a los homosexuales, es la opresión que sufren los heterosexuales y, particularmente, los padres en la educación de sus hijos a manos de leyes y prácticas de dominación homosexual sobre la sociedad.
     Acabado el tema del día anterior se habló de la paternidad responsable, el don de la vida y la virtud de la castidad como valores fundamentales del matrimonio cristiano y la gravedad del crimen del aborto.
     Se afirmó la responsabilidad primordial de los padres en la educación de los hijos en la fe y el que la atención pastoral a los niños puede crear un punto de contacto con familias en situaciones difíciles. Yo añadiría también puede ser punto de contacto con familias muy secularizadas.
     La sesión de la tarde sobre la Iglesia y la familia frente al reto educativo fue abierta nuevamente por el Presidente Delegado, Cardenal Vingt-Trois, que presentó el tema. Glosó el hecho de que la transmisión de la fe y la educación cristiana son inseparable del testimonio de vida por lo que las situaciones difíciles e irregulares en las familias complican esa educación.
     A continuación dio su testimonio un matrimonio francés que siempre deseo tener una familia numerosa, y lo ha conseguido. Ello les ha hecho dejar de centrarse en sí mismos y superar las dificultades; con el tiempo y la oración las renuncias efectuadas proporcionan una alegría profunda.
     Admitieron que durante un periodo utilizaron píldoras anticonceptivas y ello dio lugar a una disminución de la unión entre los esposos y la pérdida de la felicidad; la vuelta a métodos naturales de regulación de los nacimientos, aunque requiere mayor esfuerzo, les devolvió la felicidad.
     La referencia oficial del resto de la tarde se reiteró la vocación a la vida como fundamental en la familia y de ahí la invitación a profundizar en la Humanae Vitae. Se afirmó que unión y procreación no se pueden separar del acto conyugal con la condena consiguiente de la manipulación genética y la crioconservación de embriones.
     Se habló del peligro de las organizaciones que presentan, y tratan de imponer, como derechos humanos cosas como el aborto o las uniones del mismo sexo y de la ambigüedad de los llamados derechos a la salud sexual y reproductiva.
     Se reiteró la importancia de que los sacerdotes estén bien preparados para la pastoral del matrimonio y la familia y que utilicen las homilías para anuncia el evangelio de la familia. Estoy de acuerdo en que hay que aprovechar mejor las homilías, el único momento en que muchos católicos reciben formación y, frecuentemente, se pierde con vaguedades y tonterías.
     También se volvió a dar vueltas al tema de los divorciados vueltos a casar poniendo el acento en la necesidad de un camino de penitencia.
     Al día siguiente, 10 de octubre, aparecieron unas declaraciones del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Müller, contra la política informativa seguida en el Sínodo de no publicar literalmente las intervenciones de los padres sinodales, cosa que se hacía en anteriores ocasiones, y publicar solamente un sumario sin indicar quien dijo cada cosa. Los secretarios del Sínodo argumentan que este nuevo proceder es la respuesta a la llamada del Papa para que haya libertad para que cada uno diga lo que piensa. A mí no me gusta que se oculte la identidad de los que dicen disparates, y se han dicho.

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