jueves, 9 de octubre de 2014

Seguimiento del Sínodo sobre la familia (III)

     El día 7 de octubre, a la Hora de Tercia, pronunció una homilía el Cardenal Chibly Langlois, arzobispo de una diócesis de Haití cuyo nombre nunca había oído. Partiendo de un texto de Jeremías, habló de las injusticias a tener en cuenta en la pastoral familiar y la necesidad de una fe activa que obre en la caridad. Como era el día de la Virgen del Rosario empezó y terminó invocándola.
     La sesión de la mañana estuvo dedicada a los temas del Evangelio de la familia y la ley natural y de la familia y la vocación de la persona en Cristo. Se abrió con una introducción del Arzobispo de Manila, Cardenal Luis Antonio Tagle, que se extendió en la presentación del matrimonio que dio su testimonio a continuación y en la del movimiento “Parejas para Cristo” en el que trabajan.
     La esposa habló de su vocación. Había ingresado en un convento con intención de ser monja contemplativa, pero tras un retiro espiritual el sacerdote le dijo que no estaba hecha para la vida religiosa y que Dios le daría un marido para criar hijos que le sirviesen en el futuro. Se daba el caso de que el futuro marido era monaguillo en el convento de monjas en que ella estaba. Encantadora historia.
     Su historia tiene aspectos más duros como el que en su cuarto embarazo le diagnosticasen un par de enfermedades, a la vez que le pronosticaban que su hijo nacería anormal, pero ella se negó a abortar y ni se murió ella ni el hijo está enfermo. Me temo que esta es una prueba por la que han de pasar muchos matrimonios católicos hoy en día, la oferta del aborto con cualquier motivo o pretexto, y una oferta que no siempre se hace amablemente. Y sigo opinando que es un problema mucho mayor que el de esos divorciados vueltos a casar que quieren comulgar.
     A esta buena mujer tampoco le ha faltado la prueba del cáncer, pronosticándole unos meses de vida. Sea por sus oraciones, las de su familia y las de su comunidad o por no ser tan grave como lo pintaban el caso es que acabó curándose con relativa facilidad. Creo que también este tipo de enfermedades son pruebas frecuentes por las que han de pasar las familias.
     La reseña oficial de esta sesión matutina, al referirse a las intervenciones de los padres sinodales, habla de la necesidad de una mayor preparación para el matrimonio, para que no sólo sea válido, sino fructífero; transmitir una visión del matrimonio no sólo como punto de llegada, sino como un camino hacia una meta más alta.
     Se propuso que el camino de preparación para el sacramento del matrimonio sea largo, personalizado y severo, sin miedo a que eventualmente disminuya el número de bodas celebradas en la Iglesia. A este respecto se menciona una curiosa razón: de lo contrario, se corre el riesgo de obstruir los tribunales de justicia con los procesos matrimoniales. Espero que encontrasen otras razones de más peso.
     Parece que los padres sinodales son conscientes de que muchos matrimonios católicos no viven su matrimonio como debieran, por lo que se propusieron formas de reducir la brecha entre la doctrina y la práctica, entre las enseñanzas de la Iglesia y la vida familiar.
     En cuanto al acercamiento a la Eucaristía de los divorciados que se han vuelto a casar, se ha reiterado que ese sacramento no es el sacramento de los perfectos, sino de aquellos que están en camino. Este mención en la reseña me hace preguntarme ¿qué sacramento es para perfectos si todos somos pecadores? ¿qué sacramento es para los que han llegado al Cielo si todos son para los que estamos peregrinando? El problema no es que la Eucaristía, como todos los sacramentos, sea para imperfectos, el problema es que hay imperfecciones mayores y menores y algunas son de tal calibre que excluyen de la comunión; el vivir en adulterio, entre ellas.
     Ya un matrimonio, que intervino el día anterior, mencionó lo oscuro que resulta el lenguaje eclesial para muchos, y parece que no solamente para laicos sin gran formación, también para padres sinodales pues la referencia dice “ha habido alguna que otra perplejidad acerca de la sugerencia -incluida en el Instrumentum Laboris- de profundizar en el concepto, de inspiración bíblica, de "orden de la creación" como posibilidad de releer de una manera más significativa la "ley natural".” Que no nos líen con cambios innecesarios del nombre de las cosas.
     Por la tarde del mismo día 7 empezó la sesión con el Cardenal Tagle presentando a otro matrimonio muy activo en asuntos de familia y otros apostolados. Este matrimonio partió de la pregunta acerca de como vivieron sus padres, los de uno y otra, sus vidas matrimoniales para llevarles a ellos a ser un matrimonio católico con fe. La respuesta, como era de esperar, es que sus padres daban ejemplo de piedad y caridad, tenían fe y la testimoniaban en su vida. Tras esto se extendieron en las dificultades de los jóvenes de hoy en día cuyos padres no dan ejemplo, se divorcian o ni están casados, etc.
     Los que hemos tenido unos padres como Dios manda tenemos mucho que agradecerle. Temo que ni en la actualidad ni a lo largo de la historia ha sido lo más frecuente.
     En las intervenciones de la tarde la reseña oficial señala que la crisis de la fe es la que genera la crisis de la familia. No me cabe la menor duda. Siempre he pensado que no son las circunstancias sociales las que obligan a divorciarse o a no tener hijos, es que no se cree ni en el valor de la unión de los esposos ni si considera un bien a los hijos. Baste darse cuenta de que en los países desarrollados nunca los matrimonios dispusieron de tantos alimentos, ropas, viviendas, facilidades sanitarias y educativas para sus hijos y nunca tan pocos hijos tuvieron.
     Resulta evidente la conexión entre lo anterior y otro punto de la reseña: la dictadura del pensamiento único que pretende distorsionar el concepto de matrimonio como unión entre hombre y mujer, la crisis de valores, el secularismo ateo, el hedonismo, etc.
     Se recordó que la familia es cuna de vocaciones. Dado como está la cuna así están las vocaciones.
     Se habló de los problemas de la familia en África: poligamia, levirato, sectas, guerras, pobreza, emigración y presión internacional para impedir nacimientos. Supongo que si hubiesen hablado de América del Sur habrían dicho casi lo mismo, quizás menos las guerras y el levirato.
     Esto del levirato nos suena exótico en la España actual, pero uno de mis abuelos se casó con la viuda de su hermano; claro que en este caso no hubo poligamia. Lo malo es cuando la viuda del hermano es añadida a la colección de esposas de un polígamo. ¿Que esto también nos suena exótico en España? Al paso que vamos todo se andará, los musulmanes españoles ya la están practicando aunque sin cobertura legal.

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