domingo, 5 de octubre de 2014

Seguimiento del Sínodo sobre la familia (I)

     Tengo gran interés en la sesión del Sínodo que hoy comienza, aunque poca confianza en que salgan grandes bienes del mismo. De su repercusión en la población general, a través de los medios desinformativos, espero lo peor. Hoy mismo escuché en una televisión que el Sínodo tratará del matrimonio homosexual y la devolución de la comunión a los divorciados vueltos a casar.
     En sociedades de larga trayectoria católica, como la española, es tal el descalabro moral e intelectual, simplemente intelectual, de las últimas décadas que los mayores disparates se dan por normales y no se concibe que la Iglesia se niegue a adherirse a lo que las encuestas dicen que piensa la mayoría (hablar de que existe pensamiento sobre estos temas es demasiado optimista). Al descalabro ha contribuido la traición de multitud de sacerdotes y religiosos, a enturbiar las perspectivas sobre el Sínodo el Cardenal Kasper con su propuesta de reconocer la misma legitimidad moral al adulterio que al matrimonio, solamente en casos muy particulares ¡claro! que luego ya nos encargaremos de generalizar. El Papa tampoco acertó, ni de lejos, a corregir estas desviaciones en la preparación del Sínodo.
     La fase preparatoria ha vuelto a ponernos de manifiesto que el que quiere ser moderno está anticuado casi por definición, mientras los que quieren mantenerse fieles a lo de siempre, a Jesucristo, captan fácilmente la realidad del momento. Mientras Kasper y los partidarios de cambiar la doctrina de la Iglesia tratan de poner en el candelero el problema de los adúlteros que quieren comulgar, no pocos de los partidarios de mantener la santidad del matrimonio y la todavía mayor santidad de la Eucaristía, entre ellos varios cardenales, han visto claro que ese deseo desviado de comulgar es algo sin importancia numérica y hasta descendente, mientras que el problema creciente, ya enorme en estos momentos, es el de los que no se casan de ninguna manera y se pasan la vida en una sucesión de concubinatos.
     Ayer el Papa presidió una vigilia de oración por el Sínodo. En ella pronunció un discurso en el que comenzó mencionando algunos de los bienes del matrimonio y la familia pero sin rematar en orientaciones claras, en pautas para el Sínodo. El resto del discurso fue una colección de lugares comunes que sirven para cualquier tema y ocasión dentro de la Iglesia, que si no nos orientamos por la Tradición pueden usarse para justificar todo y todo lo contrario.
     Hoy, en la misa de apertura del Sínodo, el Papa habló de las lecturas del día y sus únicas recomendaciones sobre el Sínodo fueron que no se trata de lucirse en él como brillante, original o inteligente y que hay que cuidar la familia. Poco específico.
     Un grupo de católicos ha dirigido una carta abierta al Sínodo que es un monumento de buen sentido, una prueba más de que desde la fe de siempre se ven mucho más claros los problemas actuales que tratando de ser moderno como lo entiende el Mundo. Puede leerse el original inglés de la carta en http://www.marriagecommitment.com/ y una traducción española en http://infocatolica.com/blog/archipielago.php/1410050853-hay-otras-voces-que-hablan-al

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