jueves, 16 de octubre de 2014

Seguimiento del Sínodo sobre la familia (XI)

     Estos últimos días la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha dado poco información sobre el Sínodo, pero al fin el 16 de octubre ha dado reseñas oficiales de la presentación de los trabajos de los círculos menores ante la Congregación General, es decir, el Sínodo en pleno.
     Según la relación oficial se expresó perplejidad por que se publicase la Relatio post disceptationem y se apreció el gran trabajo realizado en su redacción. Reconozco que yo no lo aprecio tanto, pero si los padres sinodales lo apreciaron...
     Hubo quejas por que la Relatio se concentra en las familias en crisis con poca referencia al mensaje positivo del Evangelio, al matrimonio como sacramento, etc. Se pidió que el documento definitivo contenga un mensaje de fuerte apoyo a los cónyuges fieles.
     Los círculos menores pidieron más claridad, evitar confusiones, vacilaciones y eufemismos en el lenguaje; por ejemplo, que la ley de la gradualidad no se convierta en la gradualidad de la ley. Varios pidieron no dar la impresión de que la Iglesia legitima situaciones familiares irregulares, aunque puedan ser una etapa en el camino hacia el sacramento del matrimonio.
     Sobre la comunión de los divorciados vueltos a casar hubo dos opiniones: que la doctrina no se modifique y la de abrir la posibilidad de la comunión en ciertos casos. Es decir, que se reconoce que  permitir la comunión de los divorciados sería cambiar la doctrina, no simplemente cambiar la pastoral, y digo yo ¿la Iglesia puede cambia su doctrina? No.
     Sobre las uniones homosexuales debe evitarse que parezca que la Iglesia aprueba su orientación sexual ni su forma de vida. ¡Esto como mínimo! Yo creo que habría que decir claramente, de la manera más explicita y desagradable para el Mundo, el mal que hay en todo ello.
     También se han publicado las relaciones presentadas por los círculos menores. Un repaso a las mismas permite extraer lo siguiente:
     Circulus Gallicus A. Hay que utilizar con rigor palabras como pareja, matrimonio, individuo o persona. La segunda parte la la Relatio les pareció tan mala, lo dicen más suave, que la han reescrito entera. Sobre los divorciados vueltos a casar “no cambiar la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio y la no admisión de divorciados vueltos a casar a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía, sino aplicar esta doctrina constante de la Iglesia a situaciones diversas y dolorosas de nuestro tiempo con una mirada renovada de compasión y misericordia hacia las personas.” Sobre los homosexuales mucho respeto, compasión, etc. pero acompañar pastoralmente a una persona no significa dar por buena ni una forma de sexualidad ni una forma de vida.
     Circullus Gallicus B. Dicen haber apreciado las voces llegadas de Europa, Asia, Oriente Medio, África y América del Norte. Parecen haber faltado voces de América del Sur y, en todo caso, este aprecio es todo lo contrario de las declaraciones que se han atribuido a cierto cardenal, él ha desmentido y luego se ha publicado la grabación. Suprimir el concepto de gradualidad, el “subsistit in” y el “semillas del Verbo” de todos los sitios donde puedan ser mal entendidas como legitimación de vidas irregulares, incluso si tales situaciones pueden ser una etapa hacia situaciones mejores. En este círculo unos fueron favorables a mantener la disciplina actual sobre el acceso a la comunión y otros a cambiarla (en este punto los del Gallicus B no anduvieron muy católicos). La Iglesia no debe legitimar las prácticas homosexuales y todavía menos reconocer el, así llamado, matrimonio homosexual. Para haberlo presidido el cardenal Christoph Schönborn este círculo no estuvo tan mal.
     Circulus Anglicus A. Para ser presidido por el cardenal Burke no fue demasiado duro con la Relatio aunque sobradamente claro. El documento debiera tener una nueva introducción sobre el gran regalo del Sacramento del Matrimonio y la gracia que Dios da a través de los sacramentos. La Relatio Synodi debe proclamar la verdad del Evangelio, la vida humana y la sexualidad como las ha revelado Cristo. La Relatio post disceptationem sugiere que son permisibles las relaciones sexuales fuera del matrimonio o la cohabitación y eso no lleva a la plenitud humana. No admitir a los sacramento a los divorciados vueltos a casar. Serias objeciones a la gradualidad, que nunca debe ser de la fe y la moral, sino del crecimiento moral del individuo.
     Círculus Anglicus B. La Relatio pone demasiados énfasis en los problemas y no da un mensaje de esperanza para las familias que cumplen su misión. El lenguaje de la Relatio es complicado. Un joven que lea la Relatio puede perder su entusiasmo por el matrimonio cristiano. Después de marear bastante recomiendan el examen de los caminos por los que, en circunstancias particulares, un divorciado vuelto a casar puede participar en los sacramentos (para llegar a esto no hacía falta tanta consideración piadosa y que el cardenal Napier, que presidió este círculo, hiciese declaraciones aplastando la tesis de Kasper con su pregunta sobre la comunión de los polígamos africanos). Están preocupados por el énfasis en los elementos positivos del matrimonio civil y la cohabitación. La ley de la gradualidad es un camino para el diálogo pastoral y tiene por objeto un progreso y una conversión hacia el ideal completo.
     Circulus Anglicus C. El matrimonio no debe ser trivializado o visto como una institución humana separada de la voluntad de Dios. El tono del documento debiera expresar su confianza en el matrimonio y hay muchos que van bien. Evitar que con tanta expresión de acogida y valoración de otras cosas se dé la impresión de que el matrimonio no es importante, de que todas las uniones son iguales. La ley de la gradualidad no es la gradualidad de la ley ni deja sin efecto la llamada del Evangelio a la conversión.
     Circulus Italicus A. En la Relatio la ley de la gradualidad tiene el peligro de hacer pensar en una rebaja de la misma vocación esponsal. La segunda parte de la Relatio debe reescribirse, o sea, que es una porquería. Sobre la admisión a los sacramentos de la Penitencia y Eucaristía dicen que debe estudiarse a la luz del número 84 de la Familiaris Consortio para un eventual cambio de la disciplina actual. La uniones homosexuales no se pueden equiparar al matrimonio. Creo que este círculo ha estado muy blandito y no demasiado católico.
     Circulus Italicus B. La segunda parte de la Relatio es una porquería, lo dicen más fino pero debería reescribirse de acuerdo con el evangelio de la familia y dando una visión positiva de la misma. La pastoral se funda en la doctrina. Parece que la Relatio tiene miedo de expresar un juicio sobre cuestiones que se han vuelto expresión cultural dominante (es una forma muy suave de decirlo) aunque en el mismo párrafo añaden una cita de Ezequiel 3,17-19 que endurece mucho la denuncia.
     Circulus Italicus C. Parte de los miembros del círculo consideran esencial que la Relatio reafirme explícitamente la doctrina sobre el matrimonio, la familia y la sexualidad apoyándose en las categorías de pecado, adulterio y conversión con respecto a situaciones que son objetivamente contrarias al Evangelio de la familia y advierten que el uso de eufemismos puede causar malentendidos entre los fieles e interpretaciones distorsionadas por parte de la prensa no especializada. Otra parte de los miembros dan prioridad al deseo de familia sembrado por el Creador en todas las personas, aunque no se viva en coherencia con la palabra de Cristo, y afirman que las situaciones de pecado objetivo se deben tratar considerando que el evangelio de la misericordia es parte integrante de la verdad misma y no una cuestión de mera atención pastoral (para mí que estos son partidarios de la manga ancha). Pese a tan manifiesta división en este círculo pudieron ponerse de acuerdo en algunas cosas: el único modelo de familia conforme a la doctrina de la Iglesia es el fundado en el matrimonio de hombre y mujer; el riesgo de cambiar la ley de la gradualidad por la gradualidad de la ley; muchas pequeñas cosas más de palabrería que de verdadero fondo doctrinal. Grave fue que por mayoría aprobasen la posibilidad de que los divorciados (no especifican si vueltos a casar) accedan a los sacramentos en condiciones precisas y en momentos definidos de la vida eclesial y familiar, manteniendo el significado de la Eucaristía como sacramento para el crecimiento en la vida cristiana y manteniendo firme la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio (y el que pueda conjugar todo esto que lo haga). Unos han considerado vinculante la actual disciplina sobre el asunto y otros no suficientemente maduro el estudio que permitiría el cambio. Mi opinión es que no todos los miembros de ese círculo son flor de catolicidad.
     Circulus Hibericus A. Se consideró que lo primero en la Relatio debería ser un saludo a las familias cristiana fieles. Pidieron suprimir el término “pareja” de resonancias muy secularizantes y yo añadiría que animalizantes. Proponen otro muchos cambios acertados en el documento pero sin atacar fallos fundamentales de la Relatio como la valoración positiva, por lo menos bastante complaciente, de la cohabitación y las uniones homosexuales o pronunciarse en la comunión de los divorciados vueltos a casar.
     Circulus Hibericus B. Afirma que pastores, teólogos y canonistas deben llegar a propuestas más claras sobre la admisión de los divorciados vueltos a casar a la comunión. ¡Otros que no tienen clara la doctrina católica pese a sus altos cargos en la Iglesia! En la Relatio faltan el aborto, los atentados contra la vida, las decisiones en conciencia de los esposos y mayor claridad en el tema de la homosexualidad. Eso de “las decisiones en conciencia de los esposos” me suena a manga ancha en la anticoncepción, pero quizás soy mal pensado.
     Es decepcionante tanta tibieza en algunos de los círculos menores y que no tengan clara una doctrina sobre la eucaristía que ya lo estaba en el catecismo que estudié para la primera comunión. Comprendo que los laicos que no hemos tenido que pasar por seminarios y facultades teológicas plagados de profesores y libros heréticos tenemos una gran ventaja (gracia) sobre los obispos y cardenales que los han padecido.
     El cardenal Dolan, que no tiene complejo de superioridad intelectual ni desprecio racial hacia los africanos, ha dicho cosas como:
     - “Nosotros, la Iglesia en Europa y América del Norte, estamos a veces aletargados, ¿verdad? ¡África no! Los obispos de África son proféticos porque nos recuerdan que el papel de la Iglesia es el de transformar la cultura, no ser transformada por la cultura.”
     - “Me temo que a veces nosotros, los occidentales decimos: Oh, supongo que deberíamos diluir las cosas, supongo que debemos capitular, es obvio que se rechazó esta enseñanza, ¡oh mi Señor!, no estamos siendo populares. Y los africanos dicen: Bueno, ¿sabéis qué? No estamos llamados a ser populares. Se supone que lo que debemos hacer es proponer la verdad e invitar a la gente a abrazarla por el amor y la alegría presentes en nuestras vidas. Y aprended de nosotros, hermanos, ¡Funciona!”

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