sábado, 11 de octubre de 2014

Seguimiento del Sínodo sobre la familia (VII)

     Finalmente la oficina de prensa del Vaticano publicó algo sobre la sesión del Sínodo del día 10 de octubre por la tarde, un resumen que habla de la intervención de siete delegados fraternos de diversas confesiones cristianas. No se sabe que inventar para denominar a ortodoxos y protestantes; lo más tradicional sería hablar de cismáticos y herejes, pero sin llegar a tanto ya teníamos el llamarles hermanos separados y ahora nos salen con lo de delegados fraternos.
     Los delegados fraternos estaban contentos por haber sido invitados y, cada uno con las peculiares doctrinas y visiones de su religión, la generalidad de los problemas familiares que comentaron son comunes a todos los cristianos, cosa que me parece normal pues todos vivimos en el mismo planeta.
     En el resumen se cuenta lo relativo a divorciados vueltos a casar en términos de acogida que dé nuevas esperanzas, escucha de los que se encuentran en situaciones difíciles y otras cosas igualmente piadosas. ¿Es que no han invitado a nadie de esas religiones que admiten el divorcio y los subsiguientes matrimonios, como los ortodoxos, por ejemplo? ¿Será que los delegados fraternos tuvieron la caridad de no contar lo que creen y hacen, para no avivar la polémica que existe en la Católica con la comunión de los divorciados, o que se oculta en el resumen oficial?
     Sobre los homosexuales, lejos de cualquier tipo de condena, manifestaron la voluntad de escuchar y comprender, reiterando que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. Nuevamente me da la impresión de que falta algo, o no se invitó delegados fraternos de esas religiones que hasta admiten uniones homosexuales o se mordieron la lengua.
     Otro tema central en las intervenciones de los delegados fraternos fue el anuncio del evangelio, es esencial que los cristianos compartan la alegría del Evangelio, ese “Evangelii gaudium” frecuentemente recordado por el Papa Francisco.
     Llevo varios días observando que los intervinientes en el Sínodo, antes los católicos, ahora también de otras religiones citan mucho la “Evangelii Gaudium”, de una manera desproporcionada para la importancia doctrinal de ese texto comparada con la importancia de las aportaciones doctrinales de otros papas recientes. Me parece que están un poco untuosos con el Papa Francisco; solamente lleva 19 meses en ese ministerio, en ese tiempo únicamente ha escrito una exhortación apostólica, pronunciado algunos discursos y efectuado declaraciones a periodistas, no con toda la fortuna que sería de desear, y sin embargo lo citan más que a San Juan Pablo II con su teología del cuerpo o que la misma Humanae Vitae del próximo beato Pablo VI.
     Cerca del final la reseña Vaticana reconoce diferencias de enfoque en el tema de la regulación de los nacimientos ¡y tanto! y que los ortodoxos reconocieron que el segundo matrimonio representa una desviación y solamente se celebra después de intentar que los cónyuges se reconcilien. Si de verdad reconocieron que es una desviación ¿desviación de qué? ¿de la voluntad de Dios? ¿del camino que lleva al Cielo? no me explico que lo celebren, pero el resumen no lo dice y supongo que los ortodoxos no se habrán puesto a dar una explicación detallada al Sínodo de su teología del divorcio.
     Se ha publicado la lista de personas designadas por el Papa para redactar la relación del Sínodo. No me suena mal ninguno de ellos.
     En los círculos menores se han elegido moderadores y relatores, supongo que al lenguaje secular habrá que traducirlo como presidentes y secretarios. Tampoco me suenan mal.
     En la web del Vaticano hasta ahora la información sobre el Sínodo venía únicamente a través del boletín diario de la oficina de prensa, ahora han añadido un apartado especial dedicado a entrevistas con a los participantes. Algo más de información pero creo que sigue faltando el tenor literal de las intervenciones en el aula sinodal.
     Es interesante la declaración del padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa del Vaticano, describiendo el debate en el Sínodo como “un debate dividido en dos líneas distintas: la de los fieles a la enseñanza de la Iglesia en lo que se refiere al matrimonio y la de los que siendo fieles también, describen la necesidad de discernir situaciones particulares, aproximándose a ellas con misericordia”. Parece que unos son fieles a secas y otros fieles con algo más, aunque para mí que con algo menos, no diré si de fidelidad o de razonamiento lógico.

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