sábado, 11 de octubre de 2014

Seguimiento del Sínodo sobre la familia (VI)

     El día 10 de octubre parece que solamente hubo sesión del Sínodo por la mañana, al menos no se ha publicado reseña alguna de la tarde. Pero además de la sesión de la mañana solamente se ha publicado una homilía, un mensaje y un resumen, ningún testimonio completo de algún matrimonio, como otros días.
     Empezó con la acostumbrada homilía de la Hora de Tercia, esta vez a cargo del obispo de Wabag en Papua-Nueva Guinea. Una exhortación a las familias para vivir la alegría del Evangelio, la oración, el encuentro con Cristo.
     Este mismo día 10 se ha publicado un mensaje del Sínodo sobre las familias que sufren a causa de los conflictos, sin explicar nada sobre su elaboración, discusión, votación, etc. Se refiere, principalmente, de las familias iraquíes y sirias obligadas a huir por su fe cristiana o por otras pertenencias étnicas y religiosas.
     La referencia oficial de lo hablado en la sesión matutina dice que intervinieron seis parejas y nueve auditores, casi todos laicos (sobre todo las parejas, digo yo) comprometidos en el ámbito de la pastoral familiar, la bioética y la ecología humana.
     Se habló de las dificultades de las familias en Oriente Medio por los conflictos que traen muerte, emigración, abandono de ancianos, desescolarización de los niños, etc.
     Los auditores han destacado la necesidad de un mayor diálogo entre la Iglesia y el Estado para protección de la familia y la vida. No soy tan optimista como esos auditores, veo pocas posibilidades de tratar estos temas con los políticos que mandan y, que además, hagan algún caso. Para muestra sirva lo ocurrido en España con el proyecto de legislar una mínima restricción práctica al aborto.
     Se repitieron cosas dichas en días anteriores como la necesidad de formar a los sacerdotes en temas de familia, el que las homilías sean de provecho, la importancia del testimonio de los padres para los hijos, la oración en el hogar, etc.
     También se habló de la importancia de una ecología humana que ayude a contrarrestar los efectos negativos de la globalización económica, a menudo portadora de modelos contrarios a la doctrina católica. Confieso que no entiendo esta fobia a que los seres humanos de todo el mundo podamos comunicarnos cada vez con más facilidad y por menos dinero, viajar e intercambiar productos. No le veo ningún valor católico a que cada uno permanezca en el pueblo donde ha nacido sin salir de él y con una economía autárquica de pura supervivencia. Por otra parte ¿hay algo más globalizador que la Iglesia católica que se proclama destinada a cubrir el mundo entero, a predicar a todos una misma verdad, un mismo Dios, que declara la unidad sustancial del género humano, que todos estamos llamados a ser hermanos, el destino común de los bienes de la Tierra...?
     He leído nuevas quejas y objeciones a la política informativa seguida en esta reunión del Sínodo e ignoro si el que sea tan poco lo que se ha publicado oficialmente sobre el día 10 de octubre se debe a que no había más que contar o a un endurecimiento de esa política informativa. Una de las objeciones que he leído, y me parece de peso, es que la falta de información oficial es suplida por los medios de comunicación a su gusto, que suele ser bastante contrario a la doctrina de la Iglesia.

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